Espido Freire: "Salí de la anorexia por mí misma, pero fue doloroso"

Consciente de que su experiencia puede ser de gran utilidad para muchas jóvenes que padecen anorexia o bulimia, Espido Freire no ha dudado en reeditar su libro 'Quería volar cuando comer era un infierno', basado en su propia historia personal y en la de otras jóvenes que, como ella, han sufrido estas enfermedades.

Autora de éxito y mujer comprometida con su tiempo, Espido (es su apellido y nombre literario. Se llama Laura) nos cuenta la forma de detectar un problema que está haciendo estragos entre los adolescentes. Las chicas son más propensas a caer en una enfermedad que ya empieza a afectar mucho a los chicos.

-Espido, ¿ha sido doloroso sacar a la luz la que, sin duda, ha sido la etapa más difícil de su vida?
-Para mí, más difícil que contar mi historia personal fue narrar los testimonios de otras personas que habían tenido experiencias parecidas a la mía.

-¿Qué pretende con la reedición de este libro?
-En primer lugar, lo que menos me gustaría es despertar pena, por más que sea muy duro recordar todo aquello que viví en mi adolescencia.

-Usted padeció bulimia.
-Que es un trastorno de ansiedad que intentas calmar con cantidades de comida excesivas, porque quien padece bulimia tiene la sensación de que no puede parar la ingesta. Mientras comes, sientes alivio, pero después llega la culpa y entonces intentas aliviarla con el vómito.  

-Y también anorexia.
-En el caso de la anorexia lo que se intenta es controlar la comida porque quienes la sufren piensan que, si son capaces de conseguirlo, controlarán todo lo demás. Es como los que intentan beber para olvidar y al final se hacen adictos al alcohol.

-Bulimia y anorexia, dos enfermedades que siguen estando de actualidad.
-Por eso, el libro va dedicado a las personas del entorno de quien las padece. Uno de los problemas que tienen estas enfermedades es que es muy difícil de entender lo que hay dentro de la cabeza de quien las sufre. 

-¿Por qué es tan difícil detectarlas?
-Porque están muy asociadas con la comida. Mientras los enfermos mantengan un peso más o menos razonable delante de la familia y coman más o menos, nadie se da cuenta de que están enfermas.

-¿Sirven las campañas de prevención?
-No han ayudado a prevenir, pero  han acortado el tiempo de espera.

-¿Qué pautas deben seguir los familiares de estas personas?
-Ayuda mucho verse reflejada en otra persona que padezca lo mismo que tú. Eso te permite comprender que no eres un bicho raro, que no estás así porque hayas hecho algo malo, simplemente que estás enferma y hay que ayudarte a encontrar el modo de curarte.

-¿Cómo se llega a esa situación de destrucción?
-El tópico sobre las anoréxicas es que las personas que la padecen suelen ser muy monas y muy buenas estudiantes.

-¿No es así?
-Es verdad que están descontentas con su cuerpo, pero les preocupa más que no las valoren por lo que valen. Son muy perfeccionistas. Su autoestima es muy baja, por eso se esfuerzan tanto en ser las mejores. Yo la defino como la enfermedad de las niñas buenas.

-Explíquese.
-No es normal no dar problemas, y en ese sentido el cuerpo sirve para catalizar todo lo que no se atreven a decir o a hacer, por ejemplo, a no dar un grito en un momento determinado de su vida.

-¿Cuál es la raíz de la enfermedad?
-Generalmente se debe a tensiones emocionales que los enfermos arrastran desde hace tiempo, aunque no muestren signos externos de cómo se sienten.

-¿Y el desencadenante de su anorexia y bulimia?
-El acoso laboral, yo sufrí acoso laboral cuando cantaba. No pedí ayuda porque no sabía que estaba enferma. Me enteré porque leí una revista. ¿Mis síntomas? Tristeza absoluta, no estaba contenta conmigo misma. Eso me llevaba a comer, pero no asociaba una cosa con otra.

-¿Cómo salió de ese laberinto?
-Por mis propios medios, pero no se lo recomiendo a nadie porque fue particularmente doloroso. Toqué fondo cuando los pensamientos de suicidio eran ya constantes. Me planteé suicidarme o salir adelante, y decidí salir adelante.