Nuria Roca: "Mi terapia es hablar con mis amigas a calzón quitado"

-Nuria, ¿en qué piensa cuando se levanta?
-En la suerte que tengo de trabajar en lo que me gusta. Quizá por eso no me cuesta levantarme, incluso aunque me haya acostado tarde me levanto sin sueño y contenta. A media mañana, eso sí, necesito tomarme un tentempié y echar una cabezada de una hora.

-¿El nombre de su programa hace honor a la experiencia que está viviendo?
-'Lo mejor que te puede pasar' lo define muy bien, especialmente porque presentar y dirigir un programa te permite ser tú misma, mostrarte cómo eres sin artificios, ya que, al ser la responsable de todo, del equipo, de los contenidos..., la implicación es total. Yo digo siempre que este programa es un hijo más.

-¿Quiénes son más exigentes, los hombres o las mujeres?
-Las mujeres, y de eso te das cuenta cuando más audiencia tienes. Son más difíciles de contentar que ellos.

-¿El caso Zapata, del Ayuntamiento de Madrid, puede ser un ejemplo de la frivolidad con la que se utiliza Twitter?
-No me gustaría que en la sociedad se instalase la cultura del miedo o de la contención porque soy partidaria de lo políticamente incorrecto, de los extremos, que la gente sea libre dentro de la ley para opinar y pueda expresarse. Ahora bien, no es lo mismo que seas un ciudadano normal a que ostentes un cargo público que representa a la ciudadanía (Zapata no tenía ningún cargo cuando escribió los polémicos 'tuits'), en ese caso hay cosas que no se pueden tolerar.

-¿Ese control exhaustivo nos vuelve más vulnerables?
-La mejor manera para defenderte de eso es no tener ni “wasap” ni Facebook. Las redes tienen su parte positiva y negativa, pero de lo que no me cabe duda es de que son una herramienta de trabajo muy interesante.

-¿No hacer televisión le ha cambiado en algo la vida?
-Llevo más de 20 años trabajando en los medios, y siempre me ha dado igual el soporte en el que lo haga, porque a mí lo que me gusta es contar cosas, y ahora estoy haciendo lo que más me gusta. Es más, si lo que hago en la radio lo pudiera hacer en la televisión, sería estupendo.

-La popularidad que da la televisión no la da ningún otro medio.
-Estoy de acuerdo, pero cuando ya te has puesto todas las lentejuelas del mundo, te has ido a África a hacer un programa, cuando has hecho tantas cosas..., lo importante es el reto que tengas entre manos, que te haga disfrutar. Y en televisión, cuando dejé de tener ilusión, me fui.

-¿Cómo consigue separar lo profesional de lo personal?
-Cultivando las dos facetas, estando contenta con lo que tienes y haces. En ese aspecto tengo la capacidad de separar una cosa de otra. Aquí en la radio somos compañeros, cómplices, lo que no impide que nos guste estar y trabajar juntos. ¿Que eso tiene el riesgo de sufrir un desgaste? Por supuesto. Para evitarlo, nos damos nuestro aire. Hace unos días me he ido a Menorca con mi hermana, me he “reseteado”, me he puesto morena..., y a la vuelta estaba encantada de reencontrarme con mi familia.

-¿La independencia es necesaria para que funcione la pareja?
-Es fundamental cultivar todas las parcelas de la vida. La familiar, la de la amistad, la pareja... Todas. Algo a lo que me obligo, porque este trabajo es muy agotador. Yo tengo un grupo de amigas con las que hablo de todo a calzón quitado, lo que me sirve de terapia.

-Tres hijos, cuánta responsabilidad.
-Y que lo digas, porque cada uno tiene edades muy distintas que van desde los doce a los cuatro, y necesidades también diferentes, lo que me obliga a desdoblarme dependiendo de con cuál de ellos esté.

-¿Y eso cómo se consigue?
-Con la de cuatro tengo que tirarme en la alfombra para jugar y con el de doce tengo que entender que está chateando con sus amigos y a mí no me cuenta nada, y el del medio es el que sale ganando porque ya tengo la experiencia del mayor. Es mucha exigencia porque los niños se creen con derecho a todo.