¿Qué consejos le darías a una madre primeriza?
Pedir ayuda. No hay otra. Que no se sienta culpable porque siempre se nos ha dicho que, como madre, sabrás lo que hay que hacer y no es verdad. No creo que exista el instinto maternal, a mí me comieron el coco y quise tener hijos porque me decían que era lo más maravilloso del mundo.
Y cuando crecen…
Quiero que mis hijos sean muy independientes y hagan su vida. Yo me fui de casa a los 18 años.
¿Cómo son tus mellizos?
Como la noche y el día. Pero son muy bebés, me queda todo por descubrir. Si lo puedes vivir con calma y sin tensiones, es muy divertido también.
¿Cómo lo vive tu pareja?
Es un padrazo. Llega pronto del trabajo para acostar a los niños. Es un remanso de paz, dentro del caos. Controla todas las papillas, lo que les toca de comer, lo que no… Es un fiera.
¿Cómo fue la ovodonación?
Al principio, mucha tranquilidad. Luego me afectó más el hecho de que fueran a tener la carga genética de una desconocida. También me preocupaba no poder saber sus orígenes y que ellos tampoco tuvieran acceso a ello, como sí pasa en EE UU. Me hubiera gustado incorporar a mi vida la chica que ha donado sus óvulos a mis hijos. Sufrí un período de duelo genético que pasan muchas mujeres. Luego mis miedos fueron mutando y al final los he ido cerrando. Cuando nacen los hijos estás tan ocupada que no te da tiempo a darle al coco.