El tipo de alimentación influye en la calidad del sueño reparador al igual que la hora del día en que comemos. El hígado trabaja mucho entre la una y las tres de la madrugada. Por eso, al cenar tarde, impedimos esta función y si lo hacemos a diario el cuerpo se sobrecarga. Si nos resulta imposible cenar antes de las nueve de la noche lo mejor es optar por una merienda completa y nutritiva y cenar algo ligero y digestivo. Es mejor optar por las cenas calientes como las sopas, consomés o cremas y si le añadimos semillas de sésamo nos ayudarán a relajarnos por su gran cantidad de magnesio –presente también en las pipas de girasol, las legumbres y el germen de trigo– y después algo ligero como pescado azul, huevos o arroz integral.
Qué evitar
Otra buena opción es la quinoa, el mijo o la avena, por su acción sedante. Es bueno tomarte un vaso de leche de avena antes de dormir o beber leche animal con copos de avena. Opta por la malta como sustituto del café o el té a media tarde o después de cenar, además de relajarnos favorece la digestión.
Otros alimentos que te ayudan a dormir son los que tienen triptófano, como plátano, pescado, pan integral, arroz, soja, huevo y pavo o pollo –que, además, son muy fáciles de digerir–.
En cuanto a las prohibiciones, evita la carne roja, ya que tiene estimulantes como la hipoxantina. Tampoco abuses de los quesos curados ya que ejercen una acción hipertensora y estimulante del sistema nervioso. Evita bacon, chocolate, berenjena, jamón serrano, salchichas, tomate o espinacas porque contienen tiramina, un estimulante cerebral.
Alimentos relajantes
Cenar poco no es la solución a un buen descanso, ya que, si no tienes un aporte de glucosa constante hasta la hora del desayuno, puedes despertarte y dormir mal.
Hay alimentos como la lechuga que en ensalada resulta indigesta pero que se puede consumir en sopa o crema ya que contiene lectucina, un sedante natural.
Incluye tambén cereales integrales, ya que, al ser de absorción lenta, mantienen la glucemia cerebral, y pescados azules.