¿Por qué abandonamos los buenos deseos?
Esa falta de realismo que nos lleva, casi siempre, al fracaso, es consecuencia del desconocimiento de algunas reglas del comportamiento. Casi nadie sabe que a nuestra mente le resulta más gratificante anticipar los resultados que el esfuerzo. Cuando nos proponemos hacer una dieta, apuntarnos a un gimnasio o retomar las clases de inglés, de inmediato nos imaginamos sin esos kilos de más, recobrando un aspecto atlético o hablando inglés, pero no anticipamos el hambre y la ansiedad, el esfuerzo y las agujetas, o las horas de estudio necesarias para seguir las clases. Ése es el realismo que necesitas para el éxito: hacer tus planes teniendo en cuenta el esfuerzo y tiempo necesario y el sentido práctico.
¿Es preferible no hacer planes?
Hacer planes es muy positivo, incluso cuando algunos de ellos están condenados al fracaso. Seguro que habrá buenos deseos que cumplas y otros que abandones, pero no debes tomarlo como un fracaso, sino como una forma de madurar y de avanzar en la vida. Sólo la ilusión es ya un punto a favor en esos buenos propósitos. Además, algunos quizá encuentren el momento perfecto más tarde.