En otoño aumenta el número de casos de dermatitis atópica, debido a los agentes irritantes que viven entre nosotros y que alteran nuestra piel, como la llegada del frío, los contrastes térmicos y la calefacción. Aunque no en todos los casos se trata de una dermatitis atópica real, lo cierto es que muchas pieles delicadas reaccionan con irritación, picores, descamación y molestias generales. Se debe a que se producen menos ceramidas (que es una especie de grasa protectora que tenemos en la parte mas superficial de la piel) y como consecuencia surge esta enfermedad crónica y recurrente.
Los cuidados en caso de un brote
¿Cómo tratar una dermatitis atópica?
Se presenta por brotes. Una higiene adecuada puede retrasarlos.
Procura que el ambiente no sea caluroso. Resecará la piel del niño atópico. La sudoración irrita y produce más picor.
El baño mejor que la ducha. Con agua templada y no muy prolongado. Y después, aplica a tu hijo las lociones que el pediatra aconseje, con abundante aceite que hidrate e impida la sequedad de la piel. No frotes la piel.
Evita jabones y geles que resecan la piel.
Seca cuidadosamente al niño. Evitarás irritaciones.
Confía en el algodón. No le vistas con lana, plásticos, fibras sintéticas ni otros tejidos con capacidad irritante.
Evita, en lo posible, que se rasque. Córtale las uñas para evitar lesiones.
Recuerda que las colonias llevan alcohol. Suelen resecar la piel.
Cómo afecta según la edad
• LACTANTES A MENORES DE DOS AÑOS Suele surgir un enrojecimiento en las mejillas, en la zona de la frente y en el cuello. Con su evolución pueden aparecer lesiones exudativas y húmedas y complicarse si el menor se rasca. Los síntomas aparecen en torno al segundo mes de vida. Fundamental: mantener la piel bien seca e hidratada.
• NIÑOS ENTRE 2 Y 12 AÑOS Las afecciones más comunes se localizan en la parte de atrás de las rodillas, la del interior del codo, las muñecas, el cuello, la nuca y el cuero cabelludo. El picor es alto. En la higiene corporal diaria hay que evitar las esponjas y manoplas. En el secado, no frotar la piel, mejor dejar que la toalla empape el exceso de agua.
• JÓVENES Y ADULTOS Las zonas son las mismas que en el grupo anterior, pero las lesiones se pueden cronificar, secarse y oscurecerse. No es frecuente entre adultos, ya que aunque se padezca en la infancia al llegar a la adolescencia, tiende a remitir.