El 3,5% de los estudiantes entre los catorce y los 18 años ha probado alguna vez una o más drogas de las llamadas “emergentes”. Las más conocidas son el éxtasis, las setas mágicas, la ketamina y el “spice”. Se trata de un consumo experimental y esporádico en nuestro país aunque puede llegar a provocar adicciones, como señala el Plan Nacional sobre Drogas. Estas sustancias tienen un riesgo muy elevado debido a que, la mayor parte de las veces, los consumidores desconocen su composición y sus efectos.
Estas drogas se pueden definir como sustancias naturales, sintéticas o semisintéticas, que han aparecido o reaparecido en el mercado como alternativa o complemento de otras drogas. Muchas de ellas no están sometidas a restricciones legales. Y se citan como ejemplo, además de las anteriores, las anfetaminas, la ayahuasca, la savia, los hongos alucinógenos, el GHB, el peyote y las plantas solanáceas.
En general, puede decirse que el consumo de drogas emergentes tiene una mayor penetración entre jóvenes de quince a 34 años. Según la Comisión Clínica del Plan Nacional sobre Drogas, se asocia a los entornos de ocio nocturno, con música y baile, aunque en los últimos años se ha observado un aumento de consumidores en solitario que buscan nuevas sensaciones.
La alarma ha saltado porque se han encontrado 73 nuevas drogas. Así lo ha revelado el informe Europeo sobre Drogas 2013. Se ha producido un incremento en Europa de nuevas sustancias estupefacientes que llegan desde Asia. Se trata de drogas nuevas que no se encuentran en las listas de estupefacientes y que, por tanto, no se consideran oficialmente ilegales hasta que se incluyan en ellas por parte de las autoridades. Estas drogas sintéticas han sido fabricadas en su mayoría en China e India.
Los efectos de este tipo de drogas son tan variados como su origen y composición. Una gran mayoría pueden considerarse psicoestimulantes y producen hiperactivación del sistema nervioso central con repercusión cardiovascular. El efecto puede agravarse por el aumento de temperatura corporal secundario al ejercicio físico por el baile. Otras tienen efectos depresores sobre el sistema nervioso central, o una mezcla de ambos, y en un tercer grupo se encuentran las que provocan efectos alucinógenos. Con cualquiera de estas drogas se pueden desarrollar conductas agresivas y de riesgo, como conducir de forma temeraria o mantener relaciones sexuales no protegidas.
● Las “anfetas”: tras el cannabis, son la droga más consumida en el mundo. España es uno de los países de menor consumo de Europa. El 0,6% de la población entre quince y 64 años las ha probado en el último año y el 0,3 en el último mes. El 1,6% de estudiantes entre catorce y 18 años las ha consumido en el último año.
● Éxtasis: su consumo permanece estable en España. Entre los estudiantes de catorce a 18 años, lo ha probado el 1,7% durante el último año y un 1% en el último mes.
● GHN o éxtasis líquido: se trata de butanediol. Se vende en polvo o en gránulos para disolver en agua. En origen se usaba como anestesia o sedante en ginecología. Entre sus efectos destaca la amnesia, sensación de ebriedad y ánimo festivo, pero de muy corta duración.
● Ketamina: se asemeja al éxtasis y tiene efectos alucinógenos, analgésicos y sedantes. Suele utilizarse en las fiestas “rave”. Su mayor riesgo está en la pérdida de conocimiento con vómitos, ansiedad, ataques de pánico, alteraciones motoras...
● Alucinógenos: se observa una tendencia descendente entre los catorce y 65 años. En estudiantes de entre catorce y 18, el consumo se cifra en 2,1% en el último año y en 1% en el último mes.