Parecen perfectas, y casi siempre lo están. Y estamos seguros de que cuidan a tope su alimentación y se 'curran' en el gimnasio, pero de vez en cuando hay que mandar la permanente operación biquini al carajo y entregarse al mundano placer de comerse un helado en plena calle, aunque te pille un fotógrafo en el delicioso renuncio. A mordisco limpio. ¡Y sin remordimientos!