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A principios de año se desvelaba que Joaquín Cortés podría perder la casa en la que vive en Lisboa. Poco antes de la pandemia, el bailaor decidió instalarse en la capital de Portugal con su familia, una ciudad que le acogió con los brazos abiertos. Sin embargo, el periódico luso 'Correio da Manhã', aseguraba que el bailaor lleva 18 meses sin pagar el alquiler de su casa y que acumula una deuda de más de 20.000 euros. Ahora se conoce que el propietario de la casa habría iniciado medidas legales para poder recuperar su vivienda, situado en un exclusivo barrio de la capital portuguesa.
El mismo medio informa que, tras varios meses enfrentados en los juzgados, Joaquín Cortés ha recibido una orden de desahucio y, además, ha sido condenado a pagar 55.000 euros al propietario. "Espero pronto poder entrar a la casa para ver cómo está. El señor Joaquín dijo que me iba a devolver las llaves, pero de momento no lo ha hecho", señalaba el casero a los medios locales.
Joaquín confirmaba la noticia, aunque aseguraba que el arrendador le subió la renta por ser un personaje famoso. El propietario, por su parte, alega lo contrario, que le rebajó 400 euros y que firmaron una mensualidad muy ajustada: 1.200 euros al mes. Según la mujer de Joaquín, Mónica Moreno, madre de sus dos hijos, Romeo y Andreas, la casa tiene humedades y termitas, y el dueño nunca terminó por resolver esos dos problemas. Ahora, el abogado de la pareja se encuentra negociando con el abogado del propietario para llegar a un acuerdo que sea "justo para ambas partes". Lo cierto es que estos últimos años no han sido nada fáciles para el bailaor, que ha visto cómo la pandemia ponía fin a todos sus proyectos laborales.
Aunque en 2021 pudo remontar su economía al participar en la segunda edición de 'Mask Singer' (Antena 3), programa del que salió vencedor. Aun así, para dar la bienvenida a 2022, Joaquín insistió en Instagram en la necesidad de volver a bailar: "Pido que regrese la cultura, los espectáculos al mundo. Que se vuelvan a llenar los teatros y los conciertos que tanta vida nos daban a todos", escribía.
No es la primera vez que Joaquín se enfrenta a un impago. En 2006 fue denunciado por la comunidad de vecinos de su residencia madrileña por una deuda que ascendía a 30.000 euros. En el año 2012, el bailarín vio cómo casi la totalidad de sus bienes fueron embargados por una deuda con Hacienda que rondaba los dos millones de euros.