Pablo Chiapella: "Hice magisterio de Educación Física y fui profesor antes que actor"

"El hombre 10 es el que es capaz de dar buenos resultados en el trabajo y en su vida personal sin desatender ninguna de ellas. Algo difícil. Yo me pondría en un 7", dice Pablo Chiapella.

¿Cuál es la virtud que más valoras?
La sinceridad y el sentido del humor. Es esencial ver la parte cómica hasta en lo que no es nada cómico.

¿Quién es un hombre 10 para ti?
Mi padre; logró sacar a su familia adelante y hacernos felices.

¿Y una mujer 10?
Mi chica, Natalia. Es buena, graciosa, divertida, sincera, optimista y me quiere. Además, ha sabido llevar mi situación, que no es fácil.

¿Te refieres a la popularidad?
Sí. La llevo bien, es una consecuencia positiva de mi trabajo, pero no que sea tan excesiva: no puedo ir a un sitio público sin hacerme 20 fotos. Lo llevo peor por quien me acompaña.

Tus armas de seducción son...
Mi sentido del humor. La diversión ayuda a romper muros.

¿Cómo defines tu estilo?
Desenfadado. Soy de vaqueros, camiseta y zapatillas. Cuando no grabo, llevo aspecto de náufrago, con barba y el pelo poco cuidado. Soy presumido, pero no dedico tiempo al "qué me pongo".

Algo que nunca te pondrías.
Un jersey de cuello vuelto porque para ponerte uno tienes que tener cuello, y yo no tengo.

Un cosmético indispensable.
Me echo crema hidratante y, alguna vez, si me lo ha comprado mi chica, contorno de ojos.

¿Cuándo comes hasta morir?
¡Cuando es gratis! (risas). O cuando mi madre me hace paella, arroz al horno o lasaña. Ahí muero y resucito para seguir. 

Y las dietas…
Ahora estoy cuidándome y comiendo de forma ordenada, algo imposible si estoy grabando.

¿Qué es el deporte en tu vida?
Me hace sentir mejor a nivel físico y me alivia mentalmente. Cuando no lo hago, me siento mal porque creo que desatiendo una parte importante de mi vida. Hice Magisterio de Educación Física y fui profesor hasta que me fui a Madrid cuando tenía 23 años. 

¿Llegaste a Madrid con la intención de ser actor?
Tres días antes de presentarme a una oposición, mi amigo Ernesto Sevilla me propuso hacer un papel para un sketch suyo, ya que le habían cogido en Paramount. A los dos días me fui a Madrid, lo hice y me matriculé en una escuela de interpretación. Aquel día cambió mi vida. Siempre me gustó esta profesión, pero nunca lo valoré como un trabajo.

El mejor regalo que te pueden hacer.
Pasar un día conmigo: ver una peli, pasear con mi perrita, comer bien y ver otra peli. A nivel material, un velero. Me gusta navegar –lo hacía de crío y gané alguna competición– y el mar.

¿Qué te da miedo?
Perder a la gente que quiero,  hacer daño sin querer y perder la perspectiva de mi vida.

¿Qué te da pudor?
Soy vergonzoso, menos cuando actúo, que sé la consecuencia de mis actos, lo que no sucede en la vida real. El exponerme como Pablo Chiapella me cuesta.

¿Qué te hace reír?
El estirar lo absurdo y surrealista hasta el infinito.

Un momento 'tierra trágame'.
Hice un bolo en una discoteca a la que fueron siete mil personas. Tuvo que ir la UVI, sacó a gente mareada y a mí me sacaron a escondidas.

Pablo triunfa en el monólogo 'Sí, soy el señor' –en cartel el 20 de febrero, 20 de marzo, 17 de abril, 8 de mayo y 5 de junio, en el Teatro Alcázar–: "En ella hablo de mis relaciones, de mis complejos (no tengo ni cuello, ni culo), de la fama… Me ha venido muy bien porque no actúo bajo un personaje, y me ha ayudado a enfrentarme a mí mismo".

Pablo está pendiente de la renovación de su contrato en 'La que se avecina': "Amador me ha aportado mucho y esta serie ha sido una escuela, la gente del equipo son ahora mi pandilla. Y a mi chica, Natalia (en la imagen), la he conocido ahí".