Katy Perry está de nuevo en el ojo del huracán. Si hace unas semanas todos los ojos estaban puestos en ella por su reconciliación con Orlando Bloom, ahora vuelve a estar en el foco mediático por culpa del convento de la discordia. La historia se remonta a 2015 cuando la cantante californiana se quedó prendada de un antiguo convento católico situado a las afueras de Los Ángeles. Soñó con reformarlo y convertirlo en un acogedor lugar de retiro en la capital californiana. Sin embargo, su sueño se truncó por culpa de dos monjas que prefirieron vendérselo a la restauradora Dana Hollister, para que hiciera un hotel de lujo y un restaurante, en lugar de a la artista.
Las hermanas en cuestión, de la orden del Inmaculado Corazón de María a la que pertenecía el convento, actuaron por su cuenta y se decantaron por la oferta de Hollister, que era mucho más tentadora y suculenta que la autora de éxitos como 'I Kissed a Girl' y 'Hot n Cold'. Al final, la archidiócesis de Los Ángeles se vio obligada a intervenir quitándoles la razón y poniéndose de parte de la cantante. Y las monjas, no contentas con la decisión, echaron un pulso a sus superiores y a la propia Perry, y los llevaron a los tribunales.
Pero ¡sorpresa!, en pleno juicio, una de ellas, la hermana Holzman, de 89 años, perdió el conocimiento y murió poco después. ¿Será por el disgusto? De momento, la cantante no se ha pronunciado pero seguro que todavía resuenan en su cabezas unas palabras muy reveladoras de la hermana Holzman, horas antes de morir: "A Katy Perry, por favor, deténte. Todo esto no le está haciendo bien a nadie y solo está hiriendo a muchas personas".