María no cree que Roberto la haya abandonado, pero el telegrama que recibe de Cuba no le deja otra opción. Para nada imagina que detrás del asunto está doña Francisca.
Esta, satisfecha porque su nieta ha decidido quedarse en Puente Viejo tras el desengaño amoroso, vuelve a la carga contra Severo.
Después de entregar a Cifuentes las pruebas amañadas que los inculpan en el asesinato de los Molero, Saúl y Julieta se citan con sus amigos a las afueras del pueblo para despedirse.
Emocionada, Consuelo no puede evitar llorar ante la partida de su nieta.
Tras el emotivo y triste encuentro, emprenden a caballo su viaje hacia una vida mejor.
Mientras, en el ayuntamiento, Carmelo comunica a Cifuentes que la pareja ha huido y él decide no ir en su busca.
A los pocos días de reabrir la bodega de Fe, Prudencio reconoce que su principal actividad será la de prestamista. Matías teme haberse equivocado vendiéndole el local, pero se relaja porque el negocio no genera problemas y ha arrancado con buen pie.
De hecho, el dueño no puede estar más satisfecho pues ya tiene varios clientes. Aunque lo que más feliz le ha hecho ha sido la visita de Lola, una pariente de Marchena, que necesita dinero…
Nada más verla entrar en su establecimiento se queda encandilado con su belleza y candidez, y apenas escucha las garantías que le da para devolverle con intereses la cantidad solicitada.
La atracción resulta tan evidente que Marchena se permite bromear con su jefe. Poco después Francisca va a ver su antiguo empleado y le dice que quiere que le informe de cuanto acontezca en el pueblo. Él no puede negarse
Isaac pide perdón a Elsa por no haberle creído y ambos arden en deseos de volver juntos. Mientras tanto, Álvaro recurre a Zabaleta para que lo ayude a probar que Antolina mintió sobre su embarazo. A los pocos días, entregan el informe a su marido.
Ajena a esto, la mujer invita a Matías y a Marcela a cenar esa noche para convencerlos de que ella no ha hecho nada impropio, pero se lleva una desagradable sorpresa cuando Isaac interrumpe la velada y la pone en evidencia mostrándole las pruebas.
Ella asegura que son falsas y él, fuera de sí, le advierte: “Darás un paso en falso y te pillaré”.
Aunque echan de menos a Julieta y a Saúl, Consuelo y sus amigos celebran el éxito de su huida, todos menos Severo, que parece ido.
Horas después, y sin comentarlo con nadie, recurre a Prudencio por su condición de prestamista. El joven se queda extrañado y le pide unos días para tomar una decisión.
Carmelo, que ha notado extraño a su amigo, encarga a Melitón que lo siga para averiguar qué le sucede. Adela e Irene, por su parte, están ilusionadas con el ambicioso proyecto de crear una asociación de mujeres. A los pocos días, el alcalde recibe un expediente sancionador a su esposa.
En La Casona, Raimundo sospecha que Francisca trama algo cuando la descubre hablando por teléfono con Jerónimo. Mauricio se da cuenta y, fiel a su señora, le da las suficientes explicaciones para que crea que la conversación está relacionada con asuntos de la finca.
De visita en la bodega, don Berengario se entera de las necesidades económicas de Severo y anima a Prudencio a entregarle la cantidad que le pide. Elsa, por su parte, dice a Isaac que sabe cómo desenmascarar a Antolina.
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