Elsa asegura a Isaac que el único modo de desenmascarar a Antolina es dar con el hombre que la dejó embarazada. El carpintero está de acuerdo y va en su busca aunque a su esposa le asegura que se marcha porque no soporta estar a su lado.
En el salón municipal, Carmelo analiza la denuncia contra Adela por su método de enseñanza y sus ideas políticas. Luego, se la muestra y le pide tranquilidad: “Encontraremos una solución. Recurriremos a las personas más influyentes de la comarca”.
Irene, por su parte, pide ayuda a Anacleto, y Severo, que mantiene en secreto su crítica situación económica, le ofrece su apoyo incondicional.
Empeñada en que María se aferre a Puente Viejo, Francisca le comunica que convertirá a Esperanza y Beltrán en herederos de su inmensa fortuna.
La mujer se da cuenta de la jugada y le planta cara: “No quiero su dinero, tenga claro que ni mis hijos ni yo estamos en venta”. Sin embargo, poco después recapacita porque Raimundo se lo pide.
Lola traba conversación con Marcela cuando se la encuentra en la plaza. “No doy abasto entre el trabajo en la granja y los preparativos de la boda”, le comenta, pero termina abruptamente la charla porque ve acercarse a Prudencio y se va.
Poco después, vuelven a verse y el chico, que cada vez se siente más atraído por ella, le pregunta si lo rehuye. “No me siento cómoda debiéndole dinero”, se justifica.
Carmelo regresa derrotado a Puente Viejo, ya que no ha conseguido apoyos para su esposa. Para colmo, Melitón le informa de que la maestra permanece encerrada en la escuela porque unos exaltados la han rodeado con intención de golpearla en cuanto salga.
El alcalde corre en su ayuda, pero no puede calmar a los hombres, ni tampoco Severo, Irene, Matías, Raimundo y el resto de los amigos de la profesora, que acuden raudos al lugar.
Cuando todo parece perdido, la Montenegro se presenta escoltada por Mauricio y disuelve la concentración. La tranquilidad vuelve así al pueblo y todos agradecen a la señora su actuación.
Sin sospechar que Roberto ha sido asesinado, María recibe una carta de él en la que le pide perdón por haberla dejado. Otra misiva llega al ayuntamiento, esta de Julieta y Saúl, que comunican su llegada a Roma sanos y salvos.
Prudencio, que echa de menos a su hermano, se alegra al enterarse. Pronto pierde la sonrisa, pues Francisca le ordena que conceda el préstamo a Severo. Sabe que no puede contradecirla, pero también que perjudicará a su cliente. No se equivoca…
Justo en el momento en que entrega el dinero a Santacruz, la señora realiza una misteriosa llamada para especular con el precio del arroz y así arruinar a su rival. “Has cavado tu tumba”, dice para sí. Acto seguido, se cita con Prudencio para que le entregue las escrituras de las propiedades de Severo. Él se niega…
Antolina discute con el doctor Zabaleta por colaborar con Álvaro para desprestigiarla. Dolores los ve pero no entiende el motivo del enfrentamiento, será Consuelo quien se lo explique
Más tarde, la esposa del carpintero tiene otro encontronazo, esta vez con Elsa, y las habladurías sobre el verdadero padre del hijo que esperaba Antolina aumentan
Isaac regresa entonces con Juanote, el hombre con quien la mujer se relacionó. Este, que no tiene nada que perder porque le queda poco tiempo de vida, está dispuesto a contar el tipo de mujer que es Antolina y cómo lo engañó para salirse con la suya.
Con su esposa a salvo, Carmelo se centra en Severo, a quien nota cada vez más preocupado. Desesperado porque no logra arrancarle una explicación, le pregunta por qué ya no se fía de él.
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