Amistad inesperada

Emilia y Alfonso descubren las planchas que Raimundo y Matías guardaban y exigen una explicación.

La posadera, muy enfadada con su padre, le recrimina que esté convirtiendo al muchacho en un anarquista.

“Ya no es un niño y yo solo quiero que abra los ojos”, responde él.

Pero Ulloa no es el único que ve a su nieto como un hombre. Y es que Rafaela empieza a jugar a dos bandas, buscando acercamientos tanto con Ramiro como con en el joven.

Lejos de sentirse incómodo por la diferencia de edad, Matías se muestra encantado.

Tras reprochar a don Anselmo haber ayudado a los hermanos Santacruz, don Berengario vuelve a discutir con sacerdote por la organización de la Semana Santa.

Finalmente, los dos curas deciden encargar un paso nuevo para Puente Viejo.

Carmelo empieza a desesperarse por la falta de agua: si no encuentra la manera de revertir la situación, y pronto, perderán la cosecha y hasta la fertilidad de las tierras.

Mientras, en Los Manantiales, Camila se enfrenta a Hernando por haber dejado la quinta sin agua: “¿Qué pretendes? ¿Vas a ser capaz de arruinar la empresa de tu vecino por tu empecinamiento?”.

Ante la hostilidad de su marido, la mujer se refugia en su amistad con Elías, que aprovecha un momento en que se quedan a solas para dejar caer que su corazón está libre.

Doscasas regala un piano a la bella cubana y ella se lo agradece con un beso.

Cohibido, Hernando no sabe cómo actuar y se aparta, algo que molesta mucho a Camila: “¿Por qué te empeñas en alejarme de ti cuando seríamos mucho más felices dejándonos llevar como el matrimonio que somos?”.

Doscasas guarda silencio ante las palabras de Camila, pero poco después confiesa al ama de llaves que se ha enamorado de su mujer.

Pese a saber que es ilegal y arriesgado, Carmelo entra en Los Manantiales con objeto de investigar qué ha hecho el vecino para bloquear el paso del agua y descubrir si puede restituir el suministro.

Ya en las tierras de Hernando, Leal encuentra a Elías atrapado en una compuerta de una acequia y, sin pensarlo, lo ayuda a liberarse.

Sorprendido y agradecido, el químico le promete que hará todo lo posible para que su jefe reflexione y desista de su absurda venganza.

Raimundo habla con los vecinos y les comenta que la próxima visita del secretario de Justicia será una buena oportunidad para manifestarse y dejar claro cuál es el sentir de la sociedad. Rafaela y Matías enseguida se animan, al contrario que Emilia, que muestra su total desacuerdo.

Doña Francisca, por su parte, intenta convencer a Ulloa de que desista de su acto reivindicativo.

Sin ser visto, Hernando se enternece viendo la creciente complicidad entre Camila y Beatriz, aunque no siente lo mismo al ver el peligroso acercamiento de Elías a la cubana.

“¿Estás enamorado de mi esposa?”, le inquiere sin rodeos Hernando a Elías. Desconcertado, el químico se zafa como puede.