¡Descubiertas!

La fecha de boda prevista se acerca y Carlos y Sofía siguen enfadados. Elisa no puede permitir que sus mejores amigos prolonguen esta situación y hará todo lo posible para que se reconcilien.

En unos días, José María debe comprar los billetes a Oporto y le dice a su novia que necesita más dinero. Elisa se ve obligada a confesar que no era fruto de su herencia sino robado, y para su sorpresa, el mozo le pide que vuelva a hacerlo.

Mientras tanto, Diana se entera de que don Ricardo les ha robado el contrato de las telas para el ejército inglés y sospecha que Miguel le está pasando información a su tío.

Después de haber sido despedido de Tejidos Arencibia, Germán se lo oculta a Adela y trata de recuperar su puesto en la fábrica de las Silva, pero al enterarse de que Miguel ha sido nombrado encargado, desiste. Angustiado por las deudas, acepta una oferta laboral de don Ricardo sin imaginar que lo único que busca es sonsacarle información sobre el encargo que le ha hecho a sus sobrinas el ejército inglés.

Cuando Elisa robó el dinero de don Luis jamás sospecho las graves consecuencias que tendrían  y cóm cambiaría los planes que tan bien había soñado con José María. Precisamente, el dinero también es el objeto de preocupación de Merceditas y Raimundo, que no ven cómo afrontar los gastos que se les avecinan con la boda y el nacimiento del niño.
 

Tras descubrir que Elisa fue la autora del robo, Luis la castiga sin salir de casa y la obliga a pedir perdón a Beatriz. La joven avisa a José María de lo que sucede y le apremia a comprar los billetes. “No veo el momento de irnos. Es un viaje sin vuelta”, asegura.

Cansada de esconderse y huir como si fuera una delincuente, Aurora se plantea tomar medidas drásticas para librarse de Clemente.  Celia, consciente de las consecuencias nefastas que el odio y la rabia pueden acarrearles, intenta disuadir a Aurora de hacer cualquier locura. Ambas lo están pasando mal y se besan sin saber que alguien las está viendo…

En la fábrica, Diana pide explicaciones a Miguel por las cajas sin inventariar que hay en el almacén.  Decididos a descubrir qué contienen, Salvador exige abrirlas. En contra de las sospechas de Salvador y para sorpresa de todos, no encuentran lo que esperaban.

Tanto Celia como Aurora ignoran  que Clemente ha descubierto la naturaleza de su relación y no dudará en utilizarlo contra ellas. Pronto todo cambia pues Aurora es agredida. Celia acude a la comisaría para denunciar y allí comprenderá que la justicia no es igual para todos, que hay una justifica para hombres y otra para mujeres. De nada sirve la evidencia de las heridas ni el hecho de que su pareja esté embarazada. Ante esta situación Celia comprende que sólo hay un modo de pararle los pies a Clemente.

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