Viento en popa

Marta hace todo lo posible por evitar el boicot de su marido a los productos de Jaime en aduanas.

Mientras, Feijoó intenta aparentar normalidad y organiza una cena, pero los reproches no tardarán en aparecer pues Alonso se muestra indignado con su mujer y la acusa de estar metiéndose donde no la llaman.

Ilusionada con su relación, María decide presentar oficialmente a Martín a sus padres. Al mismo tiempo, se publica en la prensa su ruptura con Gonzalo.

Mientras tanto, Benito comunica a Valderrama que ha decidido colaborar con la causa: “Casi lo considero un deber”.

Le agradece a Marta su apoyo: “Me defendiste y sé que esto ha causado una brecha en tu matrimonio”. Ella lo tranquiliza: su crisis viene de antes.

Por su parte, Fuen está decidida a volver al pueblo y se despide de Henar...

... y de Pelayo, que la sorprende: “Cásate conmigo. Te necesito a mi lado”.

María vive una buena etapa en el amor y el camarero quiere cambiar de rumbo: “Voy a cumplir mi sueño de cantar y voy a presentarme a un concurso musical”.

Sin esperarlo para nada, Benito y Benigna reciben noticias de Camilo desde un barco rumbo al Triángulo de las Bermudas. “¿Puedes explicarme qué hace ahí tu hermano?”, pregunta la dueña de la pensión.

Desde Alemania obligan a Alonso a que especialice la fábrica y se dedique a un solo modelo de electrodomésticos. “Es una locura. Jamás hicimos eso cuando dirigía la empresa mi padre y tuvimos beneficios cada año”, afirma Marta al enterarse.

Otras desavenencias que crecen por momentos son las de Jaime y Nuria. Ella sigue impactada por la noticia de que Félix es su padre y se refugia en el trabajo, asumiendo un complicado caso
 que la mantiene ocupada.

Joaquín Vigo, un inversor, se echa para atrás y exige a Alonso la devolución de lo que le adelantó. “Piénselo bien y confíe en mí. Es imposible que haya pérdidas”, asegura el empresario.

Tras conocer el destino de su hermano, Benito comienza a interesarse por el misterioso lugar y pregunta a Bruno si conoce las leyendas que lo rodean.

Mientras, Benigna se ha aficionado a la repostería pero le salen unos dulces malísimos que los huéspedes no se atreven a criticar.

En una semana, Castillo regresa de Marruecos con un sensual traje típico de regalo para Alba.“Gracias. Voy a probármelo ahora mismo”, responde la joven Novoa.

Inmediatamente, se pone a bailar delante de su novio, con el que cada día está mejor y más enamorada.

Aunque era lo último que se esperaba, Pallarés se pone de parte de Jaime en su evidente crisis sentimental y lo felicita por sus avances laborales, mientras que reprocha a Salgado estar muy descentrada. Ella, sin pensarlo, lo besa delante de su ex para evidenciar que lo suyo se acabó definitivamente.

Los movimientos de Alonso empiezan a hacer desconfiar a Pacheco. Además, Marta certifica que no ha llegado ninguna transferencia a la fundación: “Seguro que se apropia él de la recaudación y voy a averiguar para qué”.

A la vez, Marta y Alba sufren unos extraños picores a los que no dan importancia. No obstante, cuando la segunda se plantea acudir al médico empieza a pasársele por la cabeza que puede estar embarazada. “Espero que no. Sería un mal momento”, piensa.

En el despacho, Alcoriza alerta a Alonso de que Hacienda está investigando a las familias con fortunas heredadas: “Tu madre podría ser una de ellas”.

Inquieto, el marqués comenta su problema con Vigo: “Quiere su dinero y ya lo invertí. La única solución que se me ocurre es pedírselo a mi suegro”. Una vez más, Félix lo sacará del aprieto.

El pequeño de los Novoa ha conocido a Blanca, una invidente de quien se queda prendado. Con idea de conquistarla, va a la librería de Benigno a comprar un libro en braille.

Finalmente, Henar cuenta a Jaime que desconfía de Alonso: “Hace movimientos extraños. No es el de siempre y estoy convencida de que se trae algo entre manos”.