Un nuevo amigo para Marcelino

Para que no se coman el pavo que ha regalado Maruxa a Benigna, el tabernero lo esconde en 
su casa y hasta le pone nombre. Antena3. Del 18 al 22 de diciembre. 16.30h

 

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Con bastante mala intención, Charo abre los ojos a Ortega: “¿De verdad que no ves nada raro en la repentina amistad de Matilde y Julián?”.

Antes de hablar con su mujer, Ernesto busca obtener pruebas por lo que contrata a un detective privado que siga a su mujer y a su supuesto amante.

No es el único frente del director pues la guerra con Durán se ha hecho pública y hasta discuten abiertamente en la oficina.

La redacción de España. Siete Días está muy revuelta por varias cuestiones: se ha descubierto que el premio que les dieron fue comprado y, además, tendrán que trabajar los días de fiesta pues va a salir un número especial. “¿Vas a dejarnos sin cenar con la familia?”, se quejan los empleados.

Por si fuera poco, Llanos está preocupada por el poco presupuesto que le ha dado Marta para las cestas de Navidad.

Desde Galicia, Maruxa sorprende a su amiga Benigna mandándole un pavo. “Nunca olvidaré cómo me trataste cuando estuve en Madrid”, escribe en una nota.

Cuando Marcelino se entera del regalo, lo esconde para evitar que lo maten. “Yo te salvaré, compañero”, dice mientras esconde al animal.

Ni la dueña del hostal ni Manolita se explican que el animal haya podido escaparse: “Es imposible. Alguien lo tiene”.

María descubre que Ignacio se ha hecho pasar por su representante para que a ella le dieran el papel en la película: “Supongo que tengo que agradecértelo, pero no vuelvas a hacerlo. Podría haber sido un desastre”.

Ajena a las sospechas de su marido, Matilde invita a los Azevedo a cenar el día de Nochebuena: “¿Te importa que venga? Está solo con su hija en Madrid”.

Días después de su duro enfrentamiento con Ortega, unos encapuchados roban en el piso de Diego y se llevan la película donde salía su padre.

“Han venido a por ella. ¿Para que quieren si no una cinta vieja?”, comenta a Lalo y Vicky. Además, les pide que se desvinculen de la investigación: “El asunto está poniéndose muy turbio”.

También preocupada, Marta acoge a su novio: “Quédate conmigo”.

Ambos viven en la casa como una pareja feliz dando un paso más en su relación. No obstante, Marta se siente incómoda en ocasiones recordando a su marido fallecido.

Javier ha vendido una fotografía de las revueltas estudiantiles a un periódico francés. Su padre no tarda en averiguarlo. “¡Te parece bien lo que has hecho! Debería despedirte inmediatamente”, le reprocha en su despacho y el joven no duda en plantarle cara.

Esa misma mañana, llegan las cestas de Navidad a la redacción y aunque Llanos se da cuenta de que no son las que pidió, se calla. “Podéis abrirlas”, afirma.

Mientras los redactores así lo hacen, Diego llega y va directamente a hablar con Ortega: “Has mandado a unos ladrones a por mí. ¡Estás loco!”.

La dueña del hostal se levanta confusa pues cree que un mendigo de la plaza le ha encomendado ser una emisaria de Jesús en la tierra. “¿Ha sido sueño o realidad?”, llega a preguntarse la mujer muy confundida.

Por su parte, Marce sigue encantado con su nuevo amigo, ya que ha encontrado en él un divertido compañero de aventuras y lo trata como un miembro más de la familia.

Pero su ilusión se acaba pronto cuando su esposa lo descubre. “Haz el favor de sacar el pavo de aquí. Benito puede encargarse de él y sacrificarlo”, exige. “Olvídalo. José Ramón no se come”, responde él con el animal en brazos.

A pesar de los intentos de Marcelino, Benigna se hace finalmente con el pavo para que Benito lo prepare para la cena.

Al enterarse de lo sucedido con las cestas, Ernesto obliga a Llanos a asumir el coste extra. Vicky propone que lo repartan, algo a lo que no todos están dispuestos: “El error ha sido suyo”.

Se acerca el final del año y Ortega organiza una copa de Navidad a la que invita a los accionistas y anunciantes del semanario.

Marta ejerce de coanfitriona y se relaciona con todos los anunciantes y accionistas que ella misma ayudó a conseguir algunos meses atrás.

Lo que no espera el director es la visita de alguien que puede comprometerlo.

Benigna comienza a hacer buenas acciones, como le ha mandado Jesucristo, y rechaza su sueldo en la revista. “¿Vas a trabajar gratis?”, se extraña Manolita.

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