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Lucía y Samuel son interrumpidos en su cita romántica
por Telmo y la hermosa joven se ofende ya que piensa que
es obra de Celia: “¿Por qué quieres manipularme? ¿No sabes que soy la hija de los marqueses de Válmez?”.
Enfadada, pide que le den un adelanto de su asignación
para ayudar a Alday, algo que pone en alerta a Felipe sobre las intenciones reales del joven.
Preocupado, el cura va a Salamanca para hablar con Espineira, que lo acusa de inútil por no haber impedido la relación de la pareja. “Por tu culpa, la Orden se quedará en la ruina”, le dice. Esta confesión lo deja alterado, y el
prior decide quitarle de la misión y dársela a la parroquia de Acacias.
Más tarde, roba el testamento de los marqueses. En el
barrio, se descubre que Lucía es fruto de un matrimonio incestuoso y todos la rechazan.
Cesáreo ensucia el portal por indicación de Rosina y acusan a Servando, aún enfermo, que está empeñado en escribir él solo la obra de teatro.
El sereno le aconseja que, si quiere conservar su
puesto de trabajo, deje a Leonor redactarla.
Al final, cede y, más tarde, ambos hacen una audición
para buscar a los actores que van a representarla. Todos los vecinos están ahora interesados en participar.
Por su lado, Rosina y Leonor tratan de hacer de Casilda una señorita y empiezan a encargar vestidos nuevos a Susana. Sin embargo, su transformación resulta ridícula para todos y la señora Hidalgo la desprecia en público.
Por desgracia, la chica la escucha y decide marcharse de
la casa y buscar trabajo en otro lugar. Arrepentida, Rosina le pide perdón ante su hija y su madre y la excriada decide volver a su antigua casa.
Afortunadamente, las mujeres hacen las paces. Casilda comienza a hacer la vida como si fuera una Hidalgo, siempre con el apoyo de Leonor, contenta de tener una hermana, y Rosina, que no puede ocultar el esfuerzo que le
supone aceptarla como hija.
Telmo intenta hacer ver a Lucía que Samuel está con ella solo por interés.
Esa noche no duerme en casa de su prima y se refugia en el altillo, donde confiesa a Carmen su desconfianza hacia el joyero
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