La desconfianza de Victoriano hacia Déborah se acrecienta cuando una sirvienta le revela que vio a su esposa con Roby en su cama. Fuera de sí, manda sacar sus cosas de la habitación y la encara.
Diana va a casa de Alejandro para interesarse por su estado de salud después de recibir el alta en el hospital. Pero su encuentro se verá interrumpido con la llegada de Lisete, que entra en la casa con una maleta.
Inmersa en la tristeza, Diana recibe más tarde un mensaje de su amado: “Lo hice para que no se llevara a Sabi y Marijo; a quien amo es a ti”. Pero ella ha decidido poner fin a la relación.
A Inés ya no le cabe duda de que Alejandro es el niño que Loreto le robó al nacer, por lo que decide someterse a unas pruebas para demostrarlo. Con los resultados en la mano, va en busca de San Román y se lo confirma: “Tú eres mi hijo”. Con lágrimas en los ojos, se funden en un emocionado abrazo.
El agente Rioja muestra a Santos nuevas pruebas del caso Bermúdez, entre ellas el dibujo de un collar que había recibido el detective como pago de un servicio y que los asesinos se habrían llevado al matarlo. Sorprendida al ver la joya, informa al policía: “Es de mi madrastra y lo he visto hoy mismo en la casa. ¡Ella podría estar implicada en esa muerte!”.
Otro descubrimiento va a impactar a la joven. Cuando Victoriano le cuenta que Inés es la madre de Alejandro, se despierta un temor en ella: “Entonces tú podrías ser el padre… y ¡él y yo seríamos hermanos!”. Al hacendado no le queda más remedio que confesarle por fin la verdad: “Eso sería imposible. Tú en realidad no eres hija mía, sino de Vicente”.
Roby se resiste a aceptar el abandono de Constanza y su relación con Emiliano, por lo que intenta que se quede a su lado a toda costa, incluso acosándola.
Mientras Eduardo rompe con Montserrat tras reconocer que no puede olvidar a Casandra, esta acaba con Fabrizio, decepcionada por su actitud. Sin poder ocultar más el amor que sienten, Mendoza y Santos se dan una nueva oportunidad.
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