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Por qué es importante que tu gato no se salte ninguna visita al veterinario

Aunque pueda parecer que los gatos no necesitan acudir al veterinario con la misma regularidad que los perros, existen motivos por los que debemos llevar a nuestros felinos a la consulta veterinaria al menos una vez año, dos si tu mascota tiene más de 7 años, y de forma inmediata si notas algún signo de alarma.

gato con ojos verdes sobre la mesa de la consulta del veterinario
cyano66//Getty Images

Todo el que tenga un gato se habrá sorprendido de lo inteligentes, astutos e independientes que pueden llegar a ser. Entre sus armas se encuentra el camuflaje, una herramienta que utilizan hasta cuando están enfermos para evitar mostrarse vulnerables. Por eso, es importante observarlos y estar pendientes de cualquier cambio que se produzca en su carácter o en sus hábitos. Y, por supuesto, cumplir con las visitas rutinarias al veterinario. ¿Sabías que solo el 40% de los gatos acuden de forma regular frente al 60% de los perros? De la mano de Royal Canin, descubrimos por qué son importantes los chequeos periódicos, qué tipos de cosas deben ponerte en alerta y, también, cómo hacer que estas visitas se desarrollen con el menor estrés posible para tu mascota y para ti.

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Maestros del camuflaje

gato con ojos verdes sobre la mesa de la consulta del veterinario
Kseniya Ovchinnikova//Getty Images

Su instinto de supervivencia hace que sean capaces de ocultar los signos de enfermedad, para no convertirse en presa fácil de un depredador que pueda aprovecharse de un momento de vulnerabilidad o debilidad. ¿La consecuencia? Que estos animales solo empezarán a dar muestras de que algo no va bien en su salud cuando el problema que presenten esté bastante avanzado.

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Signos que deberían ponerte en alerta

close up of a man’s hand stroking a british short hair cat’s head with his thumb as she sleeps on a grey sofa in a house in edinburgh, scotland, united kingdom
Carlos G. Lopez

Aunque los gatos suelen ser bastante independientes, conviene estar atento a cualquier variación que se produzca en sus rutinas. Por ejemplo, que deje de comer las cantidades habituales, que jadee o respire a un ritmo acelerado, que se empiece a orinar fuera de la bandeja de arena o, incluso, que tienda a esconderse en sus rincones habituales más de la cuenta. Ante estos casos, hay que acudir al veterinario para hacer un chequeo y detectar la causa con la mayor brevedad posible.

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Visitas rutinarias, ¿cada cuánto?

gato en los brazos del veterinario
Vasyl Dolmatov//Getty Images

La prevención es la clave para poder detectar a tiempo posibles enfermedades. Y, para ello, nada como proporcionar a nuestra mascota unos cuidados regulares. Algunos pueden darse directamente en el hogar, como la alimentación, el juego o el cepillado. Otras atenciones, sin embargo, le corresponden a su veterinario. Si no hay ninguna anomalía, nuestro gato debería visitarlo, al menos, una vez al año, dos si es senior (a partir de los 7 años). Es la mejor manera de asegurarnos de que todo va realmente bien.

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Cuando nuestro gato se estresa...

gato atigrado en los brazos de una niña mientras es acariciado por otras
DjelicS//Getty Images

Tan solo uno de cada cuatro gatos tiene un seguimiento veterinario periódico, tal y como señala un estudio de la agencia Sky referenciado por Royal Canin. Entre las causas más comunes, el estrés que suelen sufrir desde el momento de introducir al gato en el transportín, al trayecto e incluso durante la consulta. En estas ocasiones es habitual que el gato se erice, muestre conductas agresivas, aumente notablemente el ritmo de su respiración y reproduzca algunas acciones de manera compulsiva. Por ello, es importante seguir una serie de pautas para conseguir que la visita sea mucho más llevadera para el animal.

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Que el transportín no sea un inconveniente

gato bebé en el transportín al lado de uno de sus juguetes
Leesle//Getty Images

¿El más adecuado para un gato? Uno que sea rígido, pero, sobre todo, con dos puertas: una en un lateral; otra, arriba. Así, en caso de que el animal no quiera salir y esté especialmente nervioso, el veterinario podrá acceder a él desde la parte superior. Lo más importante, sin embargo, es que el animal lo sienta suyo. Eso podemos conseguirlo días antes, dejándolo abierto en casa para que él pueda explorarlo.

Además, para ayudarle con esta familiarización, podemos meter dentro alguno de sus juguetes o, incluso, utilizar feromonas felinas sintéticas minutos antes de llevarlo al veterinario. A la hora de introducir al animal, si no entra por sus propios medios, podemos utilizar una toalla que tenga impregnado su olor o estas feromonas.

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Ni tampoco el viaje...

gato de pelo largo viajando en coche dentro de su transportin
Thorsten Nilson / 500px//Getty Images

Si vamos a ir hasta la consulta del veterinario en coche, es importante que el transportín esté ubicado de manera segura en el suelo detrás de los asientos delanteros. Es recomendable seguir una conducción suave y taparlo con una toalla durante el trayecto para que esté tranquilo.

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El momento de la verdad: la consulta

joven veterinaria con un gato persa en los brazos
andresr//Getty Images

En la consulta hay un sinfín de estímulos, como olores y sonidos, que activarán el mecanismo natural de alerta de nuestro felino. ¿Un truco para que esté lo más relejado posible en estas circunstancias? Colocar su transportín en una superficie plana y elevada, con una toalla por encima y la parte delantera mirando hacia el cuidado rpara que te tengan localizado en todo momento.