Iker Casillas y Sara Carbonero, la semana que les cambió la vida

Muchos han sido los acontecimientos vividos en la última semana por Iker Casillas y Sara Carbonero. Algunos hace tiempo buscados, como el cambio de casa a su nueva residencia en La Finca. Otro, deseado, como el nuevo corte de pelo de la presentadora. Y, finalmente, uno inesperado como la lesión del portero del Madrid, que tendrá que permanecer tres meses alejado de los campos de fútbol.

Una semana intensa que les ha cambiado la vida.

Iker y Sara, que comenzaron a vivir juntos en el otoño de 2010, residían hasta ahora en el chalet de Boadilla del Monte que había sido la casa de soltero del jugador.

Hace ahora dos años, comenzaron a buscar un nuevo hogar que compartir, al que finalmente, después de una larga mudanza, en la que les hemos visto llevar personalmente sus pertenencias más preciadas, acaban de estrenar su nueva residencia, un lujoso chalet en la urbanización de La Finca.

Dicha zona residencial de Madrid, que pertenece a la localidad de Pozuelo de Alarcón, tiene el mayor número de rostros conocidos por metro cuadrado y les ofrece la intimidad deseada.

Les ha costado 1.800.000 euros, tiene 480 metros cuadrados distribuidos en cuatro alturas, cuenta con un jardín de 100 metros y piscina propia. Forma parte de un conjunto de 92 chalets que tienen las mismas características y, aunque cuenta originariamente con tres habitaciones, dos baños, una amplia cocina, un salón a dos alturas con chimenea y grandes ventanales, hall, trastero, despensa, bodega y sótano, puede ser modificado a su antojo.

La misma semana que lo estrenaron, la pasada, Sara estrenó también imagen. La presentadora se cortó su característica melena, dejándose el pelo a la altura del hombro, una apuesta seguida últimamente por muchas 'celebrities', que le permite, dependiendo del peinado, variar fácilmente de 'look'.

El nuevo corte de pelo de Sara no pasó desapercibido para nadie y ha sido trending topic en Twitter.

La artífice del cambio ha sido Mónica Roldán, su estilista de siempre, que ya le cortó el flequillo y le dio mechas californianas el verano pasado. Profesional discreta que cuida la imagen de muchas famosas de este país, Mónica sin embargo prefiere mantener silencio al respecto.

Sus compañeros de Telecinco comentan que la presentadora de deportes de los informativos de esta cadena está satisfecha y feliz con el cambio.

La presentadora, el jueves 24 de enero, cuando fue a reportar su coche en una gasolinera, llevaba el mismo modelo que eligió el domingo para ir a comer con su novio.

El pasado domingo 27 de enero, cogidos de la mano, él con el brazo inmovilizado, tras el almuerzo en el restaurante Tere, en Pozuelo, cuyos dueños son del mismo pueblo que la familia de Iker, ambos volvieron a su nueva casa en La Finca, que acaban de estrenar.

Desde que al portero del Real Madrid le inmovilizaron el brazo, Sara se ha puesto al volante. Ella lo llevó y lo recogió en el hospital donde fue intervenido y también condujo el pasado domingo cuando salieron a comer.

Pero ahí no acaba lo vivido por la pareja los últimos días. Un golpe fortuito en el partido que disputó el pasado día 23 contra el Valencia obligó a Iker a pasar por el quirófano.

Pero ya está en casa, recuperándose junto a Sara, que es su mayor apoyo y su mejor enfermera. Una baja que les permitirá disfrutar más tiempo de su recién estrenado hogar y adaptarse a su nueva vida en La Finca, donde tiene, entre otros, a Cristiano Ronaldo de vecino.

Sara le ha cogido gusto a este conjunto de jersey con la espalda de gasa y originales vaqueros que combinan piel en las perneras. Lo lleva con botines cowboy de Zara, de la temporada otoño- invierno.

Cuando conoció a Sara Carbonero, Iker Casillas vivía en un chalet pareado de la localidad madrileña de Boadilla del Monte, al que se mudó la periodista cuando en el otoño de 2010 decidieron vivir juntos.

Poco después, la pareja comenzó a buscar otra casa mayor y que les diera más privacidad y terminaron comprando un chalet en la exclusiva urbanización de La Finca, apenas a unos kilómetros.

Iker y Sara se tomaron con calma la mudanza y durante varios fines de semana llevaron personalmente sus cosas. A mediados de enero, un camión de mudanzas terminó de trasladar los muebles más pesados.