Olivia Valere: "Vivo con mi marido y mi exmarido"

-¿Ha recuperado Marbella el glamour de otros tiempos, Olivia?
-Este año ha venido gente que hacía muchos que no venía, quizá se deba a los problemas del mundo árabe, o porque hemos sabido mantener los precios, algo que no ocurre en otros lugares de Europa, o simplemente a que éste es un país maravilloso para unas vacaciones de ensueño.

-¿Los ricos son más ricos en época de crisis?
-Si tienes dinero hoy en día, tienes más posibilidad de comprar cosas a buen precio y te haces más rico.

-¿Cómo ha cambiado la moda en estos últimos años?
-Yo diría que en el mundo entero se ha perdido el sentido de la elegancia. Antes, en los lugares más caros, la gente no podía entrar sin corbata, y en cambio ahora entran con bermudas y chanclas. En Ibiza lo que importa es no parecer rica; en cambio, en Marbella sigue imperando el glamour. Y a mí, como soy de la vieja escuela, me gusta que la mujer se arregle para salir.

-¿Cuál es el secreto para seguir siendo la reina de la noche?
-En todo en la vida hay que ser sincera, hacer tu trabajo lo mejor que puedas y no pensar que has llegado a un nivel en el que nadie te puede tocar. Nada es para siempre, y yo cada día tengo miedo a perder mi puesto y lucho para quedarme al mismo nivel, pero sé que habrá un momento en el que llegará alguien con más juventud, con más fuerza, y me sustituirá.

-¿Quién es el mejor cliente: la gente sencilla o el famoso?
-La gente más sencilla, pero también los hay estupendos entre los famosos. Este verano he recibido a Eva Longoria y a Antonio Banderas, por el que tengo una gran admiración, porque, cuando habla contigo, él quiere saber cómo es tu alma.

-¿Lo dice en serio?
-Totalmente. Con Albert tuve dos hijos, estuvimos casados ocho años, es una persona maravillosa. Lo que ocurre es que yo me enamoré de Phillippe y se terminó la relación, pero él siempre fue alguien de la familia.

-Y qué dice Phillippe, ¿lo entiende?
-Claro, mi marido juega todos los días con él al ajedrez, nos ayuda en el negocio, ayuda a sus hijos... Mis hijos han tomado mi lugar en la discoteca porque para mí es muy difícil estar todas las noches hasta las seis de la mañana. Ahora voy, pero me retiro antes.

-¿Cómo es el amor en la madurez?
-Nosotros llevamos casados casi 40 años. Y el tiempo lo que te da es paz. En este momento yo estoy tranquila, relajada, con una armonía maravillosa, porque no hay esos celos de juventud que había.

-Es madre y abuela, ¿en qué papel se siente más realizada?
-Yo tengo un pequeño problema con mis nietos, a los que adoro. Ellos me llaman Olivia, no abuela o abuelita, y eso me produce tristeza. Soy un poco la abuela artista que viene, les da todo, pero con la que nunca han dormido en mi cama.

-¿Con sus hijos disfrutó más?
-Trabajaba tanto que me veían dos o tres horas al día, teníamos una relación muy  fuerte, pero no he tenido tiempo para ocuparme de ellos, no iba a buscarlos al colegio... Todo eso me lo he perdido.

-¿Se siente culpable?
-Totalmente, he compensado la falta de tiempo con regalos y facilidad de vida y eso es una falta grave de educación.

-¿Alguna vez se lo han recriminado?
-No, porque me adoran, aunque mi hija es la que más me lo ha reprochado. Por eso ella está muy cerca de las madres de sus amigas, y algunas veces estoy celosa.

-¿Se arrepiente de algo?
-De no tener dos vidas. He tenido una vida tan llena de momentos hermosos que no te das cuenta. Pero con la edad, ves que lo que no has hecho, y que ya no lo puedes hacer nunca más, lo pierdes.

-¿Qué haría en su segunda vida, si la hubiese?
-Dedicar más tiempo a mis hijos, es una de las cosas que me ha faltado, por eso estoy un poco triste. En cambio tengo a mis padres conmigo. Mi madre está paralizada, ha tenido un derrame cerebral. Era una mujer tan guapa... Es una de las cosas que me amargan de la vejez, verla como una niña.

Nació: En Marruecos, pero pronto se trasladó a París, donde estudió Literatura. Se casó a los 18 años y tuvo dos hijos: Karen y Arnaud.

Inicios: Trabajó de Relaciones Públicas en el Senado Francés. Volvió a casarse con el abogado Phillippe Valere y tuvo a su tercer hijo, Xavier, profesional del golf.

Éxito: En 1981 abre su primera discoteca, Apocalipse, cita obligada para los amantes de la diversión.

España: En 1984 llega a Marbella y desbanca a la mítica Regine’s, convirtiéndose en la reina de la noche. No contenta con ello, se interpreta a sí misma en la serie “Mujeres ricas”.