Carmen Ro narra la vida de Conchita Montenegro

Concepción Andrés Picado murió hace diez años en el anonimato. Se iba la primera actriz española que triunfó en la meca del cine. 

Carmen Ro ha decidido contar la impresionante vida de la Greta Garbo española, como la llamaban, en su novela "Mientras tú no estabas".

Colaboras en "Amigas y conocidas", has dirigido programas de televisión, has hecho crónica social y ahora sorprendes con una novela…

Yo he escrito siempre, casi en secreto. Pero de pronto decidí ponerme con toda la disciplina del oficio: tenía, al fin, una buena historia, "Mientras tú no estabas".

¿Te ha apoyado en esta aventura tu pareja, y poeta, Ángel Antonio Herrera?

Sí. Pero a distancia. Ángel sostiene que la escritura es una aventura de solitarios.

¿Ha sido muy crítico?

Ha sido muy generoso, yo diría. Porque ha leído el libro, que celebra, y él ya sólo lee poesía.

¿Cómo y por qué llega a tu vida Conchita Montenegro?

La descubrí buscando personajes raros y olvidados. Me pareció insólito que una mujer de San Sebastián que había triunfado en Hollywood, y luego, de vuelta a España convertida en una diva y musa de Balenciaga, quisiera que la olvidaran de pronto, y que esa mujer no tuviera un libro sobre su vida. Porque su vida, era una novela.

¿Cómo era el Hollywood de los años 30?

Era el amanecer del Hollywood dorado, cuando se pasa del cine mudo al hablado. Un mundo deslumbrante de rubias caprichosas, galanes golfos, fiestas de piscina y gánsters con corazón.

La llamaban "La Greta Garbo española", de hecho acabó como ella: retirada joven para que nadie la viera envejecer.¿Se parecían?

Se parecía a la Garbo en la búsqueda de no parecerse a nadie. Ambas eran mujeres de personalidad magnética y belleza diabólica. Dos profesionales de la frialdad, cuando ejercían de divas. La propia Garbo le recomendó a Conchita que debía mantenerse en la seguridad de la distancia hacia los demás. Garbo y Conchita llegaron a ser amigas, aunque su amistad sólo duró un rato. El extravagante motivo de la ruptura de su amistad lo cuento en mi novela.

Chaplin, Clark Gable, Buster Keaton… pero sólo un gran amor, Leslie Howard ("Lo que el viento se llevó"). ¿Cómo le marcó esa relación?

Mucho, es uno de los ejes emocionales del libro. El libro comienza con una cita de ambos, en el Hotel Ritz, en el Madrid de posguerra, tras ocho años sin verse, después de una relación difícil de amantes furtivos. Además, Leslie Howard no sólo fue actor, también ejerció de espía...

¿Qué actriz española podría compararse hoy con Montenegro?

Ninguna. Pero sí hay actrices que la encarnarían muy bien: Paula Echevarría, Penélope Cruz, Blanca Suárez...

¿Qué parte de la vida de Conchita te gustaría experimentar?

No me hubiera importado acudir, como ella, a alguna juerga del loco París nocturno que animaba Josephine Baker, aquella bailarina negra y libérrima que tenía de mascota una leoparda.

Conchita Montenegro nació en San Sebastián, en 1912. De adolescente vivió en París y pronto aterrizó en Hollywood, donde se convirtió en una de las estrellas más deseadas y más envidiadas. Asombrosamente, decidió a los 32 años para que nadie la viera envejecer.