Cuando el cuerpo almacena más grasas de las que consume, las células grasas (denominadas adipocitos) pueden hincharse hasta alcanzar 60 veces su tamaño normal, lo cual se traduce en un aspecto acolchado de la superficie de la piel. Es lo que comúnmente llamamos celulitis.

Y no sólo está relacionada con la alimentación, ni con el sobrepeso. Muchas mujeres delgadas y otras que incluso han hecho deporte son presas de ella.

Existen distintos tipos de celulitis, que definiremos de la forma más sencilla: la adiposa, relacionada con un volumen excesivo de lípidos; la acuosa, relacionada con la hinchazón causada por la retención de líquidos; y la fibrosa, que se debe a un endurecimiento de las fibras de colágeno que rodean a los adipocitos.

Tratarla es difícil. Una vez que se ha instalado es casi imposible que nos diga adiós, pero la aparatología y la cosmética avanzan a pasos agigantados.

Los mejores aliados
Para complementar la dieta, la ingestión de complementos alimenticios específicos o reforzar los tratamientos de instituto, nada mejor que incluir en tu rutina diaria cremas, ampollas, geles o aceites anticelulíticos.