Tatuarse... se lleva

Discretos o muy vistosos, monocromos o de colores, los tatuajes adornan la piel y constituyen un signo de identidad para el que los lleva. La técnica cada vez es más segura y los resultados mejores. Leo Millares, conocido como el tatuador de las estrellas porque con sus agujas ha decorado los cuerpos de multitud de famosos, desde Alejandro Sanz a Ricky Martin o Sara Carbonero, nos desvela todos los secretos de este arte que se ha ganado un lugar por méritos propios en el universo de la belleza.

-¿Cuál es el secreto de tu éxito: el diseño, la técnica...?
-Básicamente es el dibujo, supongo. Mi fama ha ido de boca en boca y unos clientes me han traído a otros.

-¿Son tuyos los diseños?
-A veces los trae el cliente y otras los sugiero yo. Pero esto no es una fábrica y, al final, siempre aporto mi arte y por eso me gusta más hacerlo yo.

-¿Qué es lo más raro que te han pedido?
-Un plato de beicon con huevos en una cabeza.

-¿Cuánto se tarda en tatuar, por ejemplo, un dibujo de 5x5 cm?
-Depende del dibujo, si es fácil poco. Si es complicado, horas. Pero no depende tanto del tamaño como de lo que te quieras implicar.

-¿Duele?
-No, pero tampoco es agradable. No uso crema anestésica porque se puede mezclar con el pigmento. Duele más cuanto más cerca es del hueso. Eso sí, a las mujeres les duele menos, nacen preparadas para aguantarnos a los hombres y al dolor.

-¿Quién tatúa al tatuador de las estrellas?
-Los que trabajan conmigo.

-¿Qué colores dan más problemas?
-El problema es más la gente que lo hace que el pigmento y si la técnica es buena y los colores son seguros y homologados no tiene por qué complicarse.

-¿Qué recomendarías a alguien que se quiera tatuar?
-Que lo haga en un centro seguro, que utilicen pigmentos de calidad, homologados y materiales estériles y desechables. Y que se ponga en manos profesionales.

-¿Alguna contraindicación?
-Lo normal, embarazo, enfermedades, alergias...

-¿Y recomendaciones?
-Hay que seguir un protocolo antes como no tomar el sol, medicación, alcohol o picantes. Y después, lavarlo bien, protegerlo de roces, aplicarse una pomada (Bepanthol)...

-¿Te has negado a tatuar algo o a alguien?
-Sí. Me niego a tatuar, por ejemplo, simbologías nazis o la cara... Y si no me cae bien el cliente, tampoco, porque no lo voy a hacer bien. Son trabajos de horas y si tienes mal rollo no le puedes dar lo que llevas dentro.

-¿Engancha tatuarse?
-Un poco sí. Dicen que nadie muere con uno. Podemos morir con ninguno, pero con uno solo no.

-¿Recurren mucho a ellos para disimular cicatrices o defectos?
-Sí, y de todo tipo. Abdominoplastias sobre todo porque queda una cicatriz a veces muy fea y hacen el ombligo falso y con un tatuaje se disimula.

Ha tatuado a las plantillas del Real Madrid y del Atlético de Madrid, además de a famosos internacionales como Ricky Martin o Mel Gibson.

A Sara la conoció haciendo una entrevista y ella le prometió que volvería a tatuarse cuando tuviera un motivo. Y fue el nacimiento de su hijo Martín. Le puso "Sunshine" (luz del sol) en la muñeca izquierda.

Marta Sánchez también se ha puesto en manos de Leo Millares, al igual que otros cantantes como Alejandro Sanz, Amaia Montero o Dani Martín.

Son muchos los motivos por los que algunas personas quieren borrar sus tatuajes, algo hasta ahora difícil de conseguir. Ya se puede hacer, como explica el doctor Manuel Fernández-Lorente, dermatólogo y coordinador médico del grupo de Dermatología Pedro Jaén, gracias a un láser muy especial, que aún existe en muy pocas clínicas de España. El doctor nos explica sus peculiaridades y efectividad:

•Es un equipo que utiliza un pulso de luz ultracorto con una velocidad muy grande.
•Elimina el tatuaje en siete u ocho sesiones, los otros necesitan unas 20.
•Borra colores que con los otros no se podía, los claritos como amarillos. El negro, gris o marrón intenso son más fáciles de quitar.
•Agrede menos a la piel porque es muy puntual y necesita menos sesiones.
• No duele, pero molesta más en las zonas donde la piel es más fina.
• En algunos casos tras
la sesión pueden aparecer ampollas, que se quitan solas con el paso de los días.