Sara Vega para 'Gente con Estilo'

Sara Vega derrocha pasión y ganas de vivir. Descubrió su pasión por la danza a los siete años, casi por casualidad, y desde entonces no ha dejado de trabajar en el mundo del espectáculo, forjándose una reconocida carrera artística paralela a la de su hermana Paz. Hija de banderillero y “ahijada musical” de Alejandro Sanz, esta artista sevillana dio el salto al mundo de la canción, con su primer disco, en mayo de 2010. Ahora está volcada en su segundo trabajo, un nuevo concepto que fusiona la música y la danza en el que el directo estará muy presente.

-¿Cómo será tu segundo disco?
-Es algo más que un disco porque va a ir unido a un espectáculo en directo, no van a ser solamente diez o doce canciones, sino que será un concepto de espectáculo visual de danza muy bonito. Hoy en día a la gente hay que ganársela en el directo.

-¿Compones tú las canciones?
-No, estoy trabajando con varios compositores maravillosos. Algunas veces me siento con ellos y participo. Otras sí las escribo yo. Mi instrumento es el cuerpo, es mi danza.

-Empezaste a bailar muy pequeñita. ¿Siempre tuviste claro que querías ser artista?
-Sí, siempre, porque con siete años salí bailando por inercia en medio de un coro entre gitanos en el bautizo de la familia de los Farrucos, que son una institución en el mundo del baile. Y a partir de ahí, gracias a mis padres, que vieron que tenía algo, entré en el conservatorio.

-Con ocho años participaste en la película “Sevillanas”, de Carlos Saura. ¿Qué recuerdo tienes?
-Para mí fue maravilloso porque de repente me vi trabajando en Madrid con Rocío Jurado. Supuso un antes y un después.

-Firmaste tu primer contrato siendo menor de edad. ¿Fue difícil el comienzo?
-Sí, porque en esta profesión hay que empezar muy joven y vives demasiado rápido. Luego me trasladé a Madrid y empecé a girar por el mundo. Hace cuatro años empecé a escribir y me di cuenta de que quería grabar un disco con canciones que hablaran de mi vida. Así que grabé una maqueta y ahí empezó todo.

-Alejandro Sanz te ayudó mucho.
-Sí, a través de mi hermana Paz le envié la maqueta y me dijo que estaba regular (risas) pero que había algo en mi voz que le gustaba mucho.

-¿Cómo fue trabajar con él?
-Increíble. Estuve en Miami dos años, empezamos a grabar canciones y salió un disco entero. Fue un proceso muy íntimo que llevó mucho tiempo, porque las cosas no nacen de un día para otro.

-Tu primer sencillo, “No juegues al amor”, hablaba de desamor. ¿Has sufrido mucho por amor?
-Sí, como todo el mundo, y eso es maravilloso porque de ahí salen luego las canciones, el baile, la alegría y la tristeza. Sin el desamor no hay creatividad.

-¿Ahora sales con alguien?
-No, actualmente estoy dedicada a mi carrera, a mis amigos y, desde luego, abierta a verdades.

-¿Qué buscas en un hombre?
-Busco evolucionar, un amor, un compañero, una persona que te ayude a crecer en lo que te gusta, y un acompañante mágico, sobre todo. Pero eso es complicado, y más en esta profesión porque no todo el mundo entiende esa pasión que nos une a nuestro trabajo.

-¿Te has planteado pasarte a la interpretación, como tu hermana?
-Sí, próximamente saldrá la miniserie de la vida de Rocío Jurado, en la que interpreto a Manuela Ortega, la hija de Caracol, cuando era joven. Es un papel muy folclórico, he tenido que interpretar un fandango y creo que es perfecto para mí. También he hecho teatro.

-También tienes un proyecto en Bollywood, ¿verdad?
-Sí, ahora mismo está en el aire porque todas las producciones están muy paradas, pero si Dios quiere se hará. De hecho, estuvimos a punto de irnos, pero, por cuestiones de presupuestos, al final se tuvo que aplazar, aunque sigue ahí.

-¿Qué tal te llevas con tu hermana, Paz Vega?
-Compartimos todo, porque tenemos las mismas inquietudes aunque cada una en campos diferentes. Nos complementamos y nos apoyamos, tenemos mucha confianza. Nos damos muchos consejos. Ella es mayor y siempre ha sido un poco protectora conmigo.

-¿En qué os parecéis?
-En nada, somos totalmente diferentes. Paz es muy mental, muy inteligente, y yo soy más sensible, más bohemia. Somos polos opuestos y por eso nos complementamos tan bien.

-Las dos habéis cambiado vuestro apellido artístico de Campos a Vega, ¿por qué?
-Por mi abuela materna, queríamos llevar su apellido. Es una cosa puramente sentimental.

-¿Cómo te llevas con tu cuñado, Orson, y con tus sobrinitos?
-Muy bien, mis sobrinos son lo mejor que tengo. Yo no tengo hijos, estoy en otro momento de mi vida, pero tengo cubierta esa parte, y ser tía es lo mejor y lo más bonito que me ha pasado en la vida. Los veo muy a menudo y tengo esa sensación de que son algo mío pero sin la responsabilidad de ser su madre. Son los tres espectaculares, yo les enseño a bailar y ellos me dicen: “Ole, ole, ole, la tita”.

-¿Cómo te ves en el futuro?
-Siempre con mi familia, con mis amigos y viviendo de lo que me gusta, que es el arte.

Se define como una mujer con muchas ganas de vivir, muy pasional y con los nervios a flor de piel. Sara Vega tiene los pies en la tierra y las cosas muy claras, y en la producción participó activamente en la elección del maquillaje, la peluquería y el vestuario.

Antes de irme a la cama... muchas veces no me lavo la cara.

Mi perfume favorito... el aceite de vainilla.

En mi bolso siempre llevo... una barra de labios.

¿Haces dieta?  No, bebo mucha agua.

En mi baño siempre hay... crema hidratante.

¿Te maquillas a diario?... no, me molesta el maquillaje en el día a día.

¿Haces deporte? No paro de bailar.

Cirugía estética, ¿sí o no?... de momento no, pero cuando me la tenga que hacer me la haré, soy totalmente partidaria de ella.

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