Esperanza Elipe: "Mi asignatura pendiente es el cine, pero llegará"

Esperanza Elipe no tiene nada que ver con sus personajes. Ésa es una gran suerte para ella porque, cuando baja el telón o terminan las grabaciones, sigue con su vida tranquila y familiar, preparándose nuevos papeles, escribiendo cuanto pasa a su alrededor, cocinando para los suyos y disfrutando de su hija de 16 años, y de su marido, el iluminador Óscar Cercós. Ahora, representa 'Locos por el té', una disparatada obra de teatro al estilo de las películas de los hermanos Marx, y está pendiente de grabar la segunda temporada de la serie 'Vive cantando'.

-Triunfas con 'Locos por el té', ¿qué supone esta obra en tu carrera?
-Es una satisfacción en los malos tiempos que corren estar en un teatro y llenarlo con las risas del público.

-¿La gente necesita reírse?
-Sí, prueba de ello es que la frase que más escuchamos a la salida es: "Hacía tiempo que no me reía tanto".

-Actúas junto a María Luisa Merlo, una de las damas del escenario.
-Es un placer verla y compartir la escena con ella. El entusiasmo y la vitalidad que desborda revierte en todos y nos cohesiona como grupo. Es una suerte infinita su cercanía y generosidad. Escuchar sus historias de vida en el teatro me reafirma en que esta profesión es de valientes y que hay que continuar resistiendo.

-También volverás a televisión con 'Vive cantando'. La primera temporada fue líder de audiencia, ¿cuál es la clave del éxito?
-Tal vez la cercanía de los personajes, el mundo sencillo en un barrio de una gran ciudad y la empatía con el personaje de La Trini, que borda María Castro.

-Eres Asun, un poco antipática, pero después despierta las simpatías por el embarazo de su hija adolescente, la infidelidad de su esposo...
-Me encanta Asun; le puede pasar cualquier cosa, y eso es lo que hace maravilloso a un personaje: los dobleces, que sorprenda... En definitiva, que la imaginación del guionista nos lleve a hacer posible lo imposible.

-Ya estás acostumbrada al éxito por otros personajes como la recordada Marimar de 'Camera café', ¿pero cómo lo vives?
-Con alegría, por supuesto, y con naturalidad para que, cuando pase el momento televisivo (y acaba pasando), mi vida siga siendo la misma.

-Llegaste a la interpretación tarde. ¿Qué te llevó a ello?
-En los primeros años que viví en Tenerife inicié con unos amigos un taller de interpretación, y el entusiasmo y el amor al teatro del profesor me hizo ver que ése era mi lugar. Poder contar otras vidas, salir de mí, llegar a los demás... y seguí el impulso.

-Has trabajado como funcionaría en el Ministerio de Educación. ¿Sigues de excedencia?  
-Ni sé si sigo de excedencia. Aquello era un trabajo alimenticio mientras estudiaba en la Real Escuela Superior de Arte Dramático. Yo había aprobado una oposición, gracias a la cual pude venirme a Madrid ya con trabajo. Mis deseos se hacían realidad.

-Dejaste ese puesto porque no podías compaginarlo con ser actriz y madre. ¿Las mujeres lo siguen teniendo más difícil que los hombres?
-Cuando me debía incorporar tras la baja maternal, me contrataron para una función de teatro y para una serie. Con esto y un bebé, no podía (y tampoco quería) volver a la administración. La niña 'vino con el pan bajo el brazo' y pedí la excedencia primero por un año, luego cinco, luego... Si hubiera sido hombre, habría hecho lo mismo.

-Tienes una hija y te separaste siendo ella pequeña, ¿fue difícil?
-Me separé cuando la niña tenía tres años pero su padre siempre ha estado ahí, pendiente de ella y colaborando en todo. Cuando he salido de gira, ha vivido con él y se ven  todas las semanas. Siempre he estado respaldada, nunca sola.

-¿Cómo se vive con una adolescente en casa?
-Mar tiene 16 años y con ella se vive la emoción diaria. No hay términos medios, todo es magnífico o miserable, la vida es bella o terrible. Me recuerda a mi adolescencia, no es fácil el equilibrio y hay que ayudarla a lograrlo.

-¿Quiere seguir tus pasos?
-Se ha criado viéndome preparar personajes y a su padre dirigiendo actores. Ha visto el amor que tenemos a esta profesión y es lo que parece ser que está creciendo en ella, pero de momento está centrada en su bachillerato de artes.

-Creo que no habías tenido mucha suerte en el amor hasta que encontraste a tu actual pareja, ¿es así?
-Mi marido (Óscar Cercós) es un premio que tal vez me merecía y por eso la vida me lo puso delante. Es iluminador en televisión.

-Has comentado que es doce años más joven que tú, ¿has vivido críticas por ello?
-Críticas nunca, todas las personas que nos conocen celebran que estemos juntos porque saben de nuestra suerte mutua. Mis planes de futuro son sencillos: aprovechar la vida cada día. Y en lo profesional, mi asignatura pendiente es el cine, pero llegará.

-Creo que eres una buena cocinera. ¿Cocinas mucho?
-En casa cocinamos los dos, yo suelo hacer cosas nada sofisticadas pero ricas y saludables.

-Y también escribes. ¿Te animarás a publicarlo algún día?
-Suelo escribir para entender el mundo, para conocerme más y mejor. Escribo la vida que me pasa por delante y sobre los personajes que vienen a vivir conmigo, pero es un ejercicio personal e íntimo que no creo que tenga interés público.

¿Coqueta?... me gusta estar contenta con mi imagen, la que yo decido para mí y me representa. Curiosamente, siempre está en las antípodas de mis personajes.

Antes de irme a la cama... bebo un vaso de agua.

¿Dieta?... no hago ninguna concreta, cuido la alimentación, tomo mucha verdura, fruta y hago cenas lo más livianas posible.

Mi perfume favorito... el que estoy usando ahora es Agua de Loewe.

Mi producto de belleza ideal... el Lipstick Double Touch permanente. Es impresionante cómo aguanta horas intacto.

No salgo a la calle sin... gafas de sol.

Cirugía estética, ¿a favor o en contra?... a favor de la coherente y paliativa, pero en contra de la obsesiva y proconsumista.