Periodista, con un bagaje importante a sus espaldas, Julia Navarro (29-7-1953) intentó armonizar su trabajo en la prensa, donde empezó de muy joven, con su faceta de escritora de éxito, pero llegó un momento que tuvo que optar por una u otra cosa. Ahora, acaba de publicar su quinta novela, “Dispara, yo ya estoy muerto” (Ed. Plaza Janés), que ha agotado en pocos días la primera edición.
-Buena conocedora de Israel y de su gente, ¿has incluido algún dato biográfico?
-En absoluto. Las novelas son el compendio de muchas cosas. La principal es la imaginación, a la que hay que añadir la experiencia. Yo me invento historias que plasmo en mis novelas, pero no me dedico a escribir de lo que me pasa a mí.
-Tienes una biografía muy rica en vivencias, ¿alguna vez te has planteado escribir tus memorias?
-Yo no soy nadie, mi vida me interesa a mí y a la gente que me quiere. Disfruto imaginando personajes, situaciones, buscando documentación porque los periodistas tenemos siempre el condicionamiento de contar lo que pasa. Escribir una novela es distinto. Es dejar volar la imaginación.
-¿Cuánto has tardado en escribir este libro?
-Dos años y medio. Escribo seguido y corrijo poco sobre la marcha. Cuando termino, guardo la novela en un cajón durante una semana para despejarme y luego la leo.
-¿No pides opinión según vas terminando capítulos?
-No. Cuando escribo, la única persona que se asoma de vez en cuando por encima de mi hombro es mi hijo, que tiene 20 años.
-¿Te planteas escribir sobre la realidad española en los últimos 35 años?
-No, ya escribí libros de ensayo, de política y de actualidad. Con eso rompí hace muchos años.
-¿Cómo ves la Monarquía?
-Están atravesando una crisis y van tener que hacer esfuerzos para salir de ella. La Monarquía siempre ha salido bien valorada en las encuestas, pero, ahora, la gente ha empezado a hacer una valoración negativa. Deberían hacer un análisis de qué es lo que han hecho mal.
-¿Qué horas dedicas a escribir?
-Entre seis y ocho cada día. Me levanto a las cuatro o cinco de la madrugada, me doy una ducha, tomo un café y me siento a escribir. Por las tardes busco documentación. Cuando me atasco, paseo con mi perro.