Los ojos también sufren los efectos del sol, del aire, la sal de la playa o el cloro de la piscina. Puedes cuidarlos con la alimentación. Necesitan vitamina A para fabricar rodopsina, el pigmento sensible a la luz que se encuentra en las células de la retina. También usan esta vitamina para mantener la conjuntiva (membrana que recubre el polo anterior del ojo) húmeda y en buen estado. Además, requieren caroteonides, los colorantes naturales que se encuentran en los vegetales, ya que actúan como antioxidantes y evitan la degeneración macular. Para ello, incluye en tu dieta espinacas, col, coles de Bruselas, acelgas, apio y espárragos. Y de frutas: mango, papaya, melón, nectarinas y naranjas.
Productos naranjas
Los alimentos ricos en zinc, como ostras, pavo, semillas de calabaza o garbanzos, ayudan a reducir la degeneración macular. Incluye en tu menú omega 3 y 6, presentes en el salmón y la caballa y en alimentos de color naranja, rojizo y amarillo –melocotón, albaricoque, zanahoria, calabaza, mango...–. No olvides la naranja, rica en carotenoides, vitamina C y otros antioxidantes que protegen la retina.
Los ojos también necesitan vitaminas E y C. Su carencia favorece las cataratas y la pérdida de visión. La vitamina C es necesaria para la absorción de la vitamina A y E, importante para humor vítreo. Y es importante no abusar del café, ya que aumenta la presión intraocular.
Además, es muy importante no estar mucho tiempo seguido tomando el sol, aunque tengamos lentes de contacto homologadas para tal efecto.
Verduras verdes para el oído
Las frutas y verduras son imprescindibles para los oídos ya que sus vitaminas ayudan a mantener alejadas las infecciones del oído interno. El magnesio de los plátanos, las patatas, las alcachofas o el brócoli proporciona protección adicional a la pérdida de audición inducida por el ruido. Para hacer frente a virus e infecciones no olvides que el ajo actúa como antibiótico natural y ayuda a reducir la posible inflamación e infección.