Sara Navarro: "Entre las mujeres que pisan fuerte está la infanta Elena"

-¿Con la colección 'Haute Chaussure' cumple su sueño de alcanzar la excelencia?
-Sin duda. Lo que pretendo demostrar con esta nueva colección es que en España las cosas se pueden hacer muy bien. Ya hacían las cosas muy bien mi abuelo y mi padre, de los que heredé el amor por la piel y el diseño. Y ahora culmino con una colección que alguien ha calificado de zapatos-joya, que complementa todo lo que anteriormente he hecho.

-¿De dónde saca la energía para crear?
-La he heredado de mi padre y de mi madre. Lo que ocurre es que yo soy muy constante, y siempre estoy haciendo cosas, pese a dar la sensación de parecer muy serena, que lo soy de aspecto. Pero tengo una mente muy activa, muy creativa, que me permite abarcar un abanico muy amplio del arte, de la artesanía, de la pintura, algo que yo considero parte importante de mi mundo.

-¿Para quién diseña usted?
-En este caso concreto para un público muy exigente, que busca lo excelente en todos los detalles. Algo que mucha gente no sabe es que en España muchas de nuestras fábricas de calzado se dedican a hacer lo que se vende en otros países. Y aunque con la crisis muchas de estas empresas han desaparecido, todavía quedan algunas de tipo artesanal que trabajan mucho y bien.

-¿El mundo es de los valientes, Sara?
-Al menos son los que lo hacen evolucionar. Yo no tengo una preparación específicamente empresarial, pero sí tengo la experiencia de haber trabajado durante 25 años en una empresa que funciona como un reloj.

-¿Qué consejos les daría a esos jóvenes a los que se les invita a emprender?
-Que no tengan miedo porque el miedo atenaza. Si tienen una idea deben tratar de llevarla adelante, aun a sabiendas de que van a encontrarse muchos impedimentos que tendrán que solventar. El hecho de emprender tendría que enseñarse en las escuelas.

-¿Por qué no lo hacen?
-Porque no hay costumbre. Yo tengo gente muy bien preparada, que conoce la parte técnica a la perfección, pero les falta la práctica. Esto lo están deseando aprender para redondear su educación.

-¿A la crisis se le hace frente con talento?
-Yo me he negado a emplear la palabra crisis durante estos años, porque prefiero optar por lo que también significa, que es cambio, lo que nos obliga a adaptarnos a las circunstancias y aprender a gestionar ese cambio.

-¿Por qué su primer diseño fue un zapato de hombre?
-No era de hombre, era un zapato de estilo masculino y sigue siendo uno de mis zapatos emblemáticos. Un icono que se repite en todas mis colecciones con la idea de reproducir un zapato de hombre para mujer.

-¿Desaparecerán los tacones de diez centímetros?
-Los zapatos con esos tacones son para momentos muy concretos. No sirven para la vida cotidiana. La gente que utiliza esos zapatos no camina mucho.

-Tengo amigas que se anestesian los pies para poder llevarlos.
-Yo no estoy acostumbrada al sufrimiento. Vengo de una empresa en la que prima el zapato cómodo.

-¿Ese estilo se hace para gustarnos a nosotras mismas o a ellos?
-Se hace porque estiliza el cuerpo. El zapato ha sido y es un arma de seducción, incluso fetiche, ya que entraña a su alrededor una literatura que va de lo sensual a considerarlo un arma de poder. En el pie están todas las terminaciones del cuerpo humano.

-¿Una mujer con bonitos zapatos liga más?
-Así es. De hecho, en muchos casos, es para lo que se utiliza, para seducir.

-Cuando nos habíamos liberado del corsé, vuelve la faja...
-Volvemos a lo artesano. En momentos de crisis la gente se aferra a recuerdos gratos, de ahí la vuelta al 'vintage'.