Pronto se acostumbra uno a lo bueno...
Los habitantes de la casa se están tomando muy en serio la prueba semanal. Quitando los cinco 'señores' (Hugo, Rubén, Maico, Yangyang y Pilar), que viven a cuerpo de rey, el resto de la casa tiene que actuar como si fueran sirvientes y satisfacer sus necesidades, además de cumplir con una serie de tareas como si estuviera en un hotel de principios del siglo XIX.
Aunque al principio a los 'señores' les costó meterse en el papel, pronto se acostumbraron al lujo de poder pedir lo que quisieran. Preguntas absurdas a horas intempestivas, antojos culinarios que hay que satisfacer con prontitud, masajes a la cara e incluso peticiones algo surrealista... "¿Me podéis cambiar el almohadón?", solicitó Pilar sin miramientos.