Las memorias de África de Paloma San Basilio

Amanece en el campamento del Masai Mara en Kenia, y Paloma San Basilio, asomada al mirador de su cabaña-atalaya, contempla el paisaje y escucha los sonidos de la sabana mientras los animales salvajes viven en plena libertad. Aprovechando un alto en su gira “Hasta siempre”, con la que se despedirá profesionalmente el próximo año, ha disfrutado de este safari con Capi, su pareja desde 1978.

Paloma ha visitado el genuino poblado Masai, donde las mujeres se ocupan de los niños y de acarrear el agua.

Las orillas del lago Naivasha con aves exóticas, jirafas e hipopótamos es una de las zonas que visitó Paloma.

También la reserva de Amboseli, con centenares de elefantes caminando a la sombra del Kilimanjaro; el lago Nakuru, en cuyos contornos conviven manadas de búfalos y familias de leones, antílopes y cebras, y las llanuras infinitas del Masai Mara, con ñúes, cebras y gacelas trashumantes son imágenes se cuelan en los impresionados ojos de Paloma.

"Éste ha sido para mí un viaje iniciático. He descubierto un mundo nuevo y corroboro la cita literaria de que África se te mete dentro y quieres volver...A mí me ha calado hondo y regresaré. Siento tristeza al tener que regresar a la mal llamada civilización". 

-¿Qué te ha impresionado más?
-La inmensidad, los contrastes y la cercanía de los animales; la sensación de estar en un paisaje donde los parámetros vitales son opuestos a los nuestros.

-¿Y la gente?
-Todo ello, sumado, precisamente, a la permanente sonrisa de la gente que habita en estos lugares, hace que me asalte la duda creciente sobre el significado de la palabra 'civilización'.

“He sacado la conclusión de que más es menos. No es necesario el lujo para sentir que estás viviendo; cuanto más desnudo estás, más y mejor y más intensamente se puede disfrutar de las vivencias”, asegura la artista.

-Los roles de los Masai están muy definidos, ¿qué opinas?
-Para comprender una cultura no basta con observarla a distancia; hay que integrarse en ella. La poligamia no se puede admitir con un código moral occidental. Pero tampoco se debe condenar en una cultura que está a miles de kilómetros y en la que obedece a unas condiciones de vida difíciles y que posibilitan la extinción de una raza. Uno de los grandes problemas que tiene que resolver el mundo civilizado es que queremos imponer nuestra forma de vida a países y pueblos que no conocemos ni entendemos.

-Además de conocer a los Masai, has contemplado animales salvajes. ¿Cuál es tu favorito?
-La jirafa. Y, concretamente, la jirafa rothschild. Por sus grandes manchas rojas, la belleza de su línea, su elegancia, su armonía cuando anda... Y porque no es agresiva.

-¿Te disgusta la agresividad?
-La propia naturaleza, incluyendo al hombre, es agresiva pero hermosa, muy hermosa.

-¿Volverás?
-¡Claro que volveré! Más aún, habría seguido este viaje indefinidamente. Me prometo que, cuando regrese, lo haré con mi hija, Ivana; y con mis nietos, Neo y Alma. Los he echado mucho en falta en este viaje y hasta, emocionada, he llorado su ausencia. Deseo poderles enseñar y que conozcan esta parte del continente mágico. Volveré, aunque no quiero poner fecha.

-¿La mejor de tus experiencias personales?
-Dormir en los campamentos y reproducir en las tiendas de campaña la forma de vivir de los primeros exploradores, rodeados de naturaleza salvaje, de animales potencialmente peligrosos y estando protegidos por los Masai, que tienen un increíble pacto con ellos.

La compañía también ha sido fundamental en esta experiencia, que coincidió, el 12 de septiembre, con el 67 cumpleaños de Claudio Rey, 'Capi'. Y para celebrarlo, almorzaron en el famoso restaurante Carnivor de Nairobi y brindaron con “mojitos africanos”, en los que el ron es sustituido por vodka.

Ha comprobado, además, que para los Masai, una mujer vale diez vacas. Veriaty es el joven indígena que, en un casi correcto inglés, introdujo a Paloma en los secretos familiares de su etnia. Así se enteró de que un varón no puede casarse antes de cumplir 20 años, que la mujer con la que contrae matrimonio es pactada, que los hombres pueden tener más de diez esposas y que no está permitida la homosexualidad.

"Hay muchas formas de comprar a una mujer –comenta Paloma–. Se puede comprar con diez vacas, con una abultada cuenta corriente o con un estatus. Lo primero es una costumbre y forma parte de su cultura. Lo segundo, en un mundo como el nuestro, yo lo llamaría prostitución".

-¿Hay algo o alguien que pudiera comprar a Paloma?
-Diría que no; las cosas que merecen la pena, los afectos y la amistad no admiten transacciones en términos de compraventa.

El fin de la carrera profesional de Paloma San Basilio está próximo y, según ella, es irreversible. Paloma prefiere que el público se pregunte por qué se retira. "Mi final artístico está programado para finales de la primavera de 2014. Ignoro en estos momentos en qué ciudad y en qué escenario será mi última actuación, pero seguro que antes del verano próximo. Mientras tanto, procuro no regatear conciertos y despedirme del público en el mayor número de sitios posible".

-¿Y qué harás luego?
-¡Ah…! Capi y yo queremos seguir viajando juntos.