Luisa Martín: ‘‘Lo que más me gusta es hacer el ganso con mi hijo’’

Con cuatro años, su padre ya le decía que tenía madera de actriz. Y ése ha sido su camino. Luisa Martín es una de nuestras intérpretes más polifacéticas. Curtida en los escenarios y los platós de televisión, la madrileña es una de las protagonistas de la serie 'Frágiles'.

Ahora, mientras prepara un nuevo proyecto teatral para octubre, aprovecha el verano para descansar y, sobre todo, disfrutar a tope de lo que más le apasiona: su familia, su marido, Albert Borí, y su hijo, Bruno. Sin olvidarse de su labor solidaria con Médicos Sin Fronteras.

-Segunda temporada de 'Frágiles'. ¿Qué tal en la serie?
-Te quedas con ganas de más cuando una grabación es tan divertida y te llevas tan bien con los compañeros. Generalmente es así, pero aquí tenemos muchísima complicidad y nos reímos mucho.

-Son guiones donde prima la improvisación. ¿Te cuesta?
-El formato es novedoso y la productora ya lo inició con 'La pecera de Eva'. Resulta muy divertido y te hace estar más atento y alerta.

-Tus escenas son, sobre todo, con Santi Millán y Ruth Núñez... ¿Qué tal con ellos?
-Con Ruth tengo una relación muy especial. Ya la conocía y la admiro. Se esfuerza muchísimo en todo lo que hace y me río una barbaridad con ella. Nos lo pasamos muy bien con Santi y con todos.

-¿Qué te gusta hacer en casa?
-Cocino mucho y siempre tengo un montón de gente a comer.

-¿Cuáles son tus platos estrella?
-Mis hijos me piden patatas a lo pobre, también hago bacalao al pilpil con salsa verde, sopas de ajo, fideuá, escabeche de pescado... Y la repostería me sale muy bien. Como mi hijo tiene algunas intolerancias, le hago nocilla, galletas y un bizcocho de remolacha espectacular. 

-Madre de familia numerosa, ¿cómo te apañas?
-Cuando vienen los hijos de mi marido, colaboran. Y mi marido también colabora. Todos hacen cosas en casa, pero me lío yo sola.

-¿Cómo pasas el verano?
-Voy a la playa, pinto, cocino, leo... Recargo pilas y estoy encantada de la vida.

-Dices que actuar te permite mantener viva la niña que llevas dentro.
-Cuando preparo los personajes, lo hago desde la niña que juega a ser otra cosa. Soy muy gansa y veo a mi hijo y es igual que yo. Hacemos el ganso juntos y es lo que más me puede gustar en el mundo.

-Llevas 30 años trabajando y siempre has encontrado papeles para ti, aunque muchas actrices maduras se quejan de que no hay personajes para ellas.
-Esto está bastante enloquecido. De unos años a esta parte, hacen de madre las chicas de 25 años, con lo cual a mí ya me quedan los papeles de abuela, cosa que no me importa. Influye el aspecto físico y me parece fenomenal porque hay que cuidarse. Pero también importa la delgadez y un aspecto de permanentemente joven, y yo la verdad es que, aunque me cuido, tengo un cuerpo y una cara de señora de verdad.

-Eso no es malo de cara al espectador.
-Es posible, a mí la gente me cree. Cuando me eligen saben que yo no voy a ser esa madre de vientre plano e hiperestupenda. Soy una madre con michelines, arrugas y bolsas en las ojeras. A la espectadora le gusta ver que no todas son perfectas. Y ahí creo que tengo mi hueco.

-Has tocado muchos registros, ¿alguna asignatura pendiente?
-No tengo asignaturas pendientes porque todo lo que me plantean siempre me lo tomo como un reto y paso de un clásico a una comedia. Hasta he interpretado a una chimpancé en teatro. Me atrevo con todo. 

-Tras 'Frágiles', ¿qué proyectos tienes?
-En verano tengo parado todo hasta que a finales de agosto haga algún bolo con una lectura de textos clásicos de Ovidio y en septiembre algo de Kafka. En octubre me incorporaré de lleno al teatro, con la última obra de Juan Mayorga, un proyecto muy interesante.

-'La Chirla' o 'La Juani' son personajes que te han marcado. ¿Te molesta que te recuerden por ellos?
-No, estoy muy orgullosa de todo lo que he hecho. A través de esos trabajos la gente me quiere y estoy muy agradecida. Lo que espero es no defraudar con lo siguiente que haga.

-Has tenido suerte de trabajar siempre pese a ser una profesión inestable.
-Esperar que suene el teléfono es muy duro. He tenido parones, pero tengo un carácter muy positivo. Es doloroso el tema del teatro; la taquilla ha bajado más de un 35% y yo espero que el ministerio de cultura baje el IVA del 21% porque se están viviendo circunstancias muy dramáticas.

-¿A quién admiras en la profesión?
-Mis ejemplos son María Jesús Valdés, Mari Carrillo, Carmen Prendes, Julieta Serrano... y la persona que más admiro en este momento es Concha Velasco, una grandísima trabajadora y magnífica profesional.

-Y hablas maravillas de Lydia Bosch.
-Somos muy amigas. Es muy buena persona y una mujer maravillosa. Espero que tenga mucho trabajo y que ocupe el lugar que merece porque es una magnífica actriz.

-Otra de tus pasiones la pintura.
-No tengo talento pero sí pinto muchísimo. Me gusta el paisaje y, durante años, he pintado al óleo. Ahora estoy probando un estilo un poco naif con acuarela. Casi todo lo regalo.

Antes de irme a la cama... me limpio la cara con una buena limpiadora, me pongo tónico y crema.

Mi perfume favorito... Té verde de Bvlgari.

Voy a la peluquería... cada veinte días.

Cuándo me maquillo... a diario, nunca.

Mi producto de belleza ideal... el que no tapa la cara ni me borra la expresión. Prefiero ser yo.

¿Dieta?... desequilibrada (ríe). Procuro comer sano pero me gusta mucho comer.

Cirugía, ¿sí o no?...
si alguien la necesita por qué no. A mí no me gusta meterme en un quirófano. Ni siquiera me gusta ir al dentista. En mi profesión, las veo y me da pena porque se pierde credibilidad. Como soy característica, tengo esa suerte. Si hubiera sido la guapa, igual pensaría de otra forma.