-Tú eres licenciada en Derecho y has ejercido como abogada laboralista, ¿alguna vez has pensado en volver a tus orígenes?
-No, en la vida hay que avanzar, y yo disfruto mucho trabajando como actriz.
-Eres madre de Jimena (siete años) y Olivia (tres), ¿qué te enseña la maternidad?
-A ser madre uno aprende día a día. Es mi papel más difícil e intento hacerlo lo mejor que puedo y sé. Fue una revolución en mí; me replanteé todo, mis relaciones familiares, mis prioridades, mi independencia... todo mi ser. Me olvidé de quién era hasta que reuní el valor para abrirme a lo nuevo.
-¿Por qué?
-Dejé de ser hija para ser madre, dejé de recibir para empezar a dar, conocí lo infinito de mi capacidad de amar y me convertí en un blanco fácil. Si alguien me quiere hacer daño, ya sabe cómo. Ellas me enseñaron a querer lo que soy ahora. A mis hijas les debo mucho más de lo que ellas me deberán a mí nunca.
-Con dos padres actores, ¿apuntan maneras las niñas? ¿Hacen teatro, danza o algo similar?
-Hacen de todo, y de todo lo que les gusta, que es lo fundamental, y juegan mucho, nada de deberes a esta edad. Procuro no proyectar mis anhelos profesionales en ellas, les encanta la música, el cine, el teatro, la pintura... Desde que son enanas, van a los museos conmigo, procuro que amen los libros y que vean poca televisión.
-Protagonizabas un curioso triángulo amoroso en la serie 'Frágiles', tu vida sentimental será menos agitada. ¿Qué destacarías de Iván Sánchez como padre y actor?
-Iván es un padre maravilloso y un gran actor.
-Has comentado que tu papel de Teresa en “Frágiles” te ayudó en un momento personal de crisis. ¿Cómo sucede eso?
-Supongo que te abres a través de los personajes a vivir determinados momentos de tu vida personal. Ponerte en las circunstancias de otro, conocer otros caracteres y mirarlos sin juzgar para poder encarnarlos hace que te conozcas un poquito mejor.