-Es una propuesta de tu propia compañía, Pez en Raya. ¿Qué te aporta esa faceta?
-Es lo que me da la vida. La compañía la montamos hace quince años mi socio y marido, Joan Estrader, y yo. Éramos dos chavales y ahora dos señores pero con la misma ilusión.
-Habéis tenido mucho éxito con títulos como “Tápate”, “Pésame mucho” o “Sólala”.
-En 1993 me fui a Londres a estudiar teatro y durante cinco o seis años estaba medio año aquí y medio allí. Traducíamos las obras al inglés y los premios nos animaban. Hemos hecho mucha gira internacional, Shangai, Sudamérica, Europa, Nueva York... He aprendido todo del teatro, lo mismo monto una parrilla de luces que el sonido, limpio el escenario o me ocupo de la venta, y eso da mucha seguridad. En un escenario me siento como en el sofá de mi casa.
-Compartes amor y trabajo con tu pareja. ¿Cómo os va?
-Llevo 18 años con él, estoy felizmente casada y tenemos dos hijos. Las parejas de larga duración tienen sus intríngulis pero ahí vamos. Compartimos amor, trabajo, giras... Y la unión es muy fuerte y especial. Nos conocimos en Inglaterra y desde el principio sentimos que tenemos la misma manera de ver las cosas.
-Tus hijos tienen cinco y ocho años. ¿Ven la serie?
-No les dejo verla; no me gusta que me vean besarme con otro señor o decir palabrotas. No me viene bien para su educación porque pierdo credibilidad como madre.
-¿Les gustaría ser actores?
-Vienen a grabar, a las giras, a los teatros... O se apuntan al carro de sus padres o no quieren ver un escenario en su vida, pero por hartura.