La temida mudanza desata nuevos roces entre Sonia y Medina. Por si esto fuera poco, entra en juego Rufus, el perro de media, que no le hace ninguna gracia a la psicóloga.
Mientras tanto, Rubén se abre a Cristina al contarle el motivo por el que se vuelca en su trabajo. Además, consciente de su mejoría y milagrosa recuperación, el médico le da el “alta” a la abogada, para alborozo de esta última.
La disputa entre Visi y Benigna llega a un punto de no retorno. Por su parte, Ismael pierde toda esperanza de reencontrarse con Diego… sin saber que su hijo está mucho más cerca de lo que cree.
El expresidiario se arrepiente de su agresión hacia el joven, pero este no está dispuesto a aceptar sus disculpas. Ismael no es consciente del significado real del rechazo del muchacho quien no tiene intención de tender puentes con su padre.
Raúl acepta a Uriarte como padre al firmar las acciones que le había ofrecido, al mismo tiempo que Carmen desespera al ser consciente de que su enemigo ha completado su venganza.
A pesar de los intentos de Fran por recordarle quién es y de dónde viene, Raúl va un paso más allá y decide adoptar los apellidos de Uriarte. A su vez, Penélope se da cuenta de que Adrián siente algo por Cata, pero el corazón de esta pertenece a cierto macarra que pulula por el barrio.
Quintero obliga a Benigna y Visi a poner solución a sus problemas y estas lo hacen de la manera más inusual que imagina. Además, cuando las dos se enteran de que Ambrosio va a presentar el nuevo videoclub por todo lo alto en la Plaza, no tienen más remedio una tregua para combatir al enemigo común.
Entretanto, Cristina empieza a hacer vida normal y regresa al despacho donde se reencuentra con sus amigos quienes la han echado de menos. Todo va bien hasta que la abogada sufre un fuerte tirón en la espalda y el doctor Argento aconseja hacerle una pruebas para descartar que se trate de otro síntoma de la neumonía que padeció.
El empeño de Medina por convertirse en columnista revuelve a Sonia hasta el punto de ser dura e hiriente con su ayudante. Paralelamente, Raúl invita a Uriarte a cenar a casa, momento que padre e hijo aprovechan para acercar posturas sintiéndose cada vez más próximos.
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