Concha Velasco es mujer de cumplir papeles de actriz, pero también de cumplir años de particular, aunque ella prefiera lo primero, obviamente. El 29 de noviembre va a cumplir 79 años de artista gloriosa. Concha es Concha Velasco desde siempre. Tiene una elegancia leída y de tablas que cierra o abre el retrato de una mujer entera y popular, una mujer que no da un susto de medio biquini ni un infarto de exclusiva escándalo, porque va al trabajo firme y a la vida de poco escaparate, o de escaparate justo. Es lo contrario a lo que algunos cronistas llaman señora 'stupenda', que es la manera de condecorar a las que no pasan de percha oficial de trapo caro.
Practica una popularidad de contención, a la hora de ir a lo íntimo, y luego encuentra siempre un piropo para las circunstancias que en rigor le duelen, que es una manera de quitarse de en medio. Una elegante manera de estar callada, pero sin estarlo. Lo hizo siendo divorciada de Paco Marsó.
Es una grandiosa de la interpretación que charla su soledad dura en las entrevistas y habla de todo a escote abierto, pero sin desabrocharse nunca del todo su elegancia de famosa que no sale en los rankings del corte y confección, pero sí en el coro escueto de las españolas más queridas, que es donde están las que se miran más rato en los espejos interiores que en los espejos de armario de antes de salir a las fiestas de competición de túnicas de firma.
En el teatro, y en el cine, lo ha hecho todo, y todo bien. Tiene los mejores premios, merecidamente. En sus memorias, 'El éxito se paga', habla de Paco Marsó. Y dice que le echó porque "estaba cansada de que viniera tarde, o de que no viniera, y de que, cuando lo hacía, muchas veces durmiera en el pasillo". Sé que Concha habla del hombre más importante de su vida. Paco se fue, pero Concha no. Ahí está, diciendo que se despide del oficio, pero sin despedirse del todo. Felicidades. Y no sólo por el cumple.
La rosa
Fue bailarina, antaño, y chica yeyé, y tiene un podio entre las actrices mejores de ahora, y de siempre. Dice de su nieto: "Cuando duermo con él veo a Dios".
El látigo
Concha Velasco y Paco Marsó fueron pareja de muchos años. Hasta que no lo fueron. Concha fue mujer de agenda sin respiro, y Paco un galán que dejó el teatro, pero no las galanterías.
