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Hace seis años la vida de Sara Carbonero cambió para siempre. Fue durante un control rutinario cuando descubrieron que tenía cáncer de ovarios. Un duro diagnóstico con el que la periodista convive desde que tiene 35 años y que llegó justo unos meses después de que su marido por aquel entonces, Iker Casillas, estuviese al borde de la muerte tras haber sufrido un infarto. Parecía que en 2019 la muerte llamaba a sus puertas, pero ambos salieron más fuertes tras esos dos duros golpes.
Por aquel entonces Sara Carbonero vivía en Oporto y, aunque ya estaba apartada de la televisión, tras el diagnostico de cáncer pausó su agenda y se centró en lo verdadera importante: su salud. La periodista ha desvelado cómo el cáncer cambió para siempre su vida y, lo que es más importante, la forma en la que vivía. "El cáncer me ha hecho más valiente y disfrutona. Si tengo un buen día, lo disfruto el doble que quien no le haya visto las orejas al lobo", explica Carbonero.
Eso sí, ahora sabe que no volverá a montar en helicóptero. "Intento protegerme y evito riesgos evitables, porque ya tengo bastantes. Pero por eso no voy a dejar de vivir. Y, de hecho, con Isabel-refiriéndose a su comadre y socia, Isabel Jiménez- he hecho mil locuras a raíz de esto. Mi verano más divertido pudo ser el de 2019. Me habían operado y dado la quimio y, con mi peluca, me creía Dios. Luego la enfermedad se hace larga. Siempre hay cositas que van apareciendo y no acabas de respirar".
"Cuando recibí el diagnóstico me quede en shock"
El diagnóstico de cáncer "paralizó" la vida de Sara Carbonero, tal y como cuenta ella misma durante una entrevista a 'El País'. Sara, que ahora tiene 41 años, desvela que el cáncer ha hecho "mella" en su manera de vivir. "He tenido que pasar por un duelo. Tal cual. Así me lo dijo mi terapeuta. El del diagnóstico es el primer día de la vida que te enfrentas a la muerte". Fue un momento muy duro y angustiante y que ella no entendía. Cómo una persona sana y que se cuida es diagnosticada con una enfermedad de la que "mucha gente sobrevive a los cinco años y mucha gente no".
"Cuando recibí el diagnóstico me quede en shock. Era terrible. Yo tenía 35 años, una vida sana y no entendía nada. Me ha costado tiempo aceptar que esto es una carrera de fondo, que yo voy a ser siempre una paciente oncológica y que conviviré con la incertidumbre. He aprendido a abrazarla", explica la periodista en su entrevista al citado medio.
El cáncer y la maternidad: "lo que me mata de dolor, lo que me hiere, es pensar en los niños"
Aunque, quizás, su mayor miedo no era por una enfermedad de la que solo su nombre asusta, sino por el hecho de tener dos hijos y no faltar cuando ellos más la necesitan que es durante su infancia y ahora, adolescencia. "Mi mayor dolor y sufrimiento del cáncer ha sido por el hecho de ser madre. Si yo no hubiera tenido hijos, habría llevado de otra forma la enfermedad. Nadie se quiere morir, pero lo que me mata de dolor, lo que me hiere, es pensar en los niños y en lo que me necesitan, en lo que necesitan a su madre".
Aunque ha pasado por varias fases Sara confiesa que "tuve una época en la que no creía en nada, estaba enfadada con el mundo. Perdí la fe, que ahora he recuperado. Pero ahora creo en la energía, en lo espiritual. Cosas relacionadas con la energía, más holísticas. Nada esotérico, a mí no me saques las cartas".
Sobre todo en la conexión cuerpo y mente, en la somatización de los pensamientos. Por desgracia, a mí me ha tocado un cáncer. Sé que es multifactorial, que hay parte genética, pero creo que influyen algo el estrés y las emociones".
