Ha trabajado con todos los grandes
-¿Usted pecó de osada o de aventurera?
-Un poco de todo, era inconsciente, atrevida, y con mucho morro. Cuando iba a un casting, aunque hubiera 300 para el mismo papel, siempre pensaba que como yo no había otra. Podían ser más altas, más guapas, pero me diferenciaba que la seguridad se transmite.
-Algo se le resistiría.
-Tuve la suerte de que cuando llegué a Madrid estaba “la movida”, la gente era muy creativa, sabías lo que se cocía porque todos coincidíamos en los mismos bares, y eso te permitía conocer gente muy diferente.
-¿Fue ahí donde conoció a Pedro Almodovar?
-Sí, debía ser finales del 92, cuando presentábamos Antonia San Juan y yo “Sabor de chicas”, fue donde Pedro me echó el ojo. Pocos meses después recibí su llamada para trabajar en “Kika”. Fue un año glorioso porque en esa época también empecé a rodar “Los ladrones van a la oficina”.
-Con todos los grandes, ¿no es así?
-Imagínate, Fernán Gómez, Agustín González, Paco Rabal, Antonio Resines, Gracita Morales, Fernando Rey, todos. A veces, cuando les veía pensaba: ¿Cómo Tito Fernández pudo apostar por una actriz desconocida para coprotagonizar con todos los grandes? Lo hizo.