El actor Kirk Douglas fallece a los 103 años

Kirk Douglas y su madre, Bryna (que daría nombre a la productora que fundó el intérprete), en los años 30.

Con Barbara Stanwyck en su debut en el cine, 'The Strange Love of Martha Ivers' (L. Milestone, 1946), film al que llegó gracias a que su vieja amiga Lauren Bacall intercedió por él al productor Hal Wallis.

Junto a Linda Darnell y Paul Douglas en una de sus incursiones en la comedia: 'Carta a tres esposas' (Joseph L. Mankiewicz, 1949). Durante el rodaje, un Kirk Douglas ya casado y padre tuvo un affaire con Ann Sothern.

Su salto de calidad, y su primera candidatura al Oscar, llegó con su antipático personaje de boxeador en 'El ídolo de barro' (Mark Robson, 1949). Con Marilyn Maxwell en un descanso del rodaje de este film de serie B, un éxito inesperado que le puso en el mapa para quedarse.

Con Billy Wilder en el set de 'El gran carnaval' (1951). "Era un director brillante, un escritor lúcido y un prolífico narrador de anécdotas", diría Douglas.

De risas en el set de 'Brigada 21' (William Wyler, 1951). Poco después rompió su contrato con la Warner, aumentando su fama de actor difícil y temperamental.

Ensayando una pelea con Howard Hawks, su director en el western 'Río de sangre' (1952).

Su segunda nominación al Oscar: 'Cautivos del Mal' (Vincente Minnelli, 1952), referencial ejemplo de cine dentro del cine, donde encarna a un productor con la misma fama que él tenía como actor: "Creo que muchos hijos de puta sin talento piensan que soy un hijo de puta con talento".

Fue en el rodaje de 'Tres amores' (G. Reinhardt, 1953) donde conoció a la actriz Pier Angeli. "Me enamoré perdidamente de ella", confesaría. Llegaron a comprometerse, pero sus desplantes y la irrupción de Anne Buydens (que se convertiría en su segunda, y última, esposa) en su vida echó al traste el romance.

En el Festival de Cannes, en 1953, con una jovencísima Brigitte Bardot en una sesión de fotos que, 60 años más tarde, sigue representando aquellos tiempos en que la playa de La Croisette recibía al glamour del cine mundial.

Con Silvana Mangano y el director Mario Camerini en el set italiano de 'Ulises' (1954), que Douglas rodó en Roma, y en cuya filmación se consolidó su relación con Anne Buyden, contratada por los productores como relaciones públicas.

"Cuando negociamos mi contrato, Walt Disney preguntó si esos eran mis honorarios por seis películas", recordaba con gracia Douglas en sus memorias. Fue la primera pelicula en acción real del mago de los dibus, y nuestro hombre encarnó con energía al héroe imaginado por Julio Verne.

"Fue una experiencia sensacional pero dolorosa", recordaba Douglas sobre una de sus mejores interpretaciones. Encarnar a Vincent Van Gogh en 'El Loco de Pelo Rojo' (Vincente Minnelli, 1956, con quien aparece en la foto) le llevó a las puertas del Oscar. Volvió a perder.

Con Burt Lancaster y el director John Sturges en el set de 'Duelo de titanes' (1957), fenomenal western que Douglas rodó con uno de sus mejores amigos en la industria.

"Kirk sería el primero en deciros que es un hombre muy difícil… yo sería el segundo", bromeaba Burt Lancaster sobre su amigo. Además de coincidir en varios films, también presentaron en la gala de los Oscar de 1957 un tronchante número musical ('It's Great Not To Be Nominated'), que ensayan en la foto.

Junto a Stanley Kubrick en el rodaje de 'Senderos de gloria'. Douglas fue quién apostó por el joven cineasta, con el que repetiría después, cuando como productor tuvo que sustituir a Anthony Mann a los mandos de 'Espartaco'.

Kirk Douglas fue una presencia con glamour en la edición del Festival de San Sebastián donde presentó la trepidante 'Los Vikingos' (Richard Fleischer, 1958).

Junto a Kim Novak en el espléndido melodrama romántico 'Un extraño en mi vida' (Richard Quine, 1960).

Fue un proyecto monumental que batalló contra una feroz competencia (al mismo tiempo estuvo a punto de rodarse otra película lujosa similar, 'The Gladiators'), contra el maccarthysmo (Douglas contrató en secreto a Dalton Trumbo, guionista perseguido por la Caza de Brujas), contra la sustitución del director (Anthony Mann por Stanley Kubrick) y contra el ego de su fenomenal reparto: Jean Simmons, Laurence Olivier, Peter Ustinov, Tony Curtis, Charles Laughton… 'Espartaco' (1960) fue un clásico inmediato y magistral.

De nuevo con Vincente Minnelli en otra muestra, mucho más escandalosa que 'Cautivos del Mal', de cine dentro del cine: 'Dos semanas en otra ciudad' (1962).