Joaquín Torres es, sin lugar a dudas, el arquitecto de los famosos. En todo el país ha sido reconocido por su capacidad para fusionar funcionalidad y estética en proyectos residenciales y comerciales. Su formación académica y su experiencia en el diseño de interiores le permiten comprender tanto las necesidades prácticas de los espacios como la dimensión emocional y estética que estos deben transmitir.

joaquín torres
Fuente: Diez Minutos

Sus proyectos destacan por el equilibrio entre innovación y elegancia, y han sido publicados en revistas especializadas de arquitectura y diseño. A lo largo de su trayectoria, ha trabajado con algunas de las personalidades más mediáticas, desde deportistas hasta cantantes y empresarios, lo que le ha convertido en una figura tan admirada como polémica. Su carácter perfeccionista y su sinceridad sin filtros le han llevado a protagonizar más de una controversia, especialmente cuando se ha enfrentado a clientes con egos difíciles o exigencias imposibles.

Joaquín Torres se sincera sobre uno de sus clientes

En los últimos meses ha sido entrevistado en el programa ‘El sentido de la birra’ y, ante el asombro de su presentador, Ricardo Moya, se ha mostrado abierto a hablar de sus clientes. El catalán está seguro de que la mayoría de ellos no tienen en cuenta el trabajo que desempeña a sus órdenes: “Hay muy poca gente dentro de mis clientes que valore el diseño, lo armónico. Me he convertido en una marca igual que se va a Gucci o a Hermes porque da la seguridad comprarse el absurdo de un bolso que podrías tener igual por trescientas euros”.

Sin tapujos, Torres refleja a lo largo de la conversación su convicción de que lo importante para sus clientes es el lujo, el dinero que se gastan en la obra. No cree que tengan en cuenta la esteticidad que ha creado para ellos: “Yo estoy convencido de que la inmensa mayoría de mis clientes ni se emociona ni valoran cómo entra la luz, ni cómo desaparece, ni el juego de sombras que se crea ni todo aquello que está en mi cabeza y que percibo y que ellos ni imaginan”.

joaquin torres
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Ese juicio está implícito en sus declaraciones, pero no teme a llevarlo a cabo. En el podcast, no duda en decir qué piensa de todos y cada uno de todas aquellas socialités para las que ha trabajado: “Yo si tuviera que juzgar a mis clientes y censurar en “donde pago, cago”, me quedaría sin clientes porque uno se cree que donde paga, hace lo que le da la gana”. No parece haber excepción. En la cartera de Torres se acumulan nombres de celebridades que quieren a un diseñador de renombre y no les importa lo que tenga para ellos.

Para muestra un botón. El arquitecto no duda en ejemplificarlo y en dar el nombre de ese cliente al que cree que debió rechazar a tiempo: “Es un magnífico ser humano, pero no entendía que yo no hiciera lo que él pedía”. La petición era un castillo de Loira renacentista y esta celebridad confió en Torres porque lo consideraba el mejor de los profesionales. Lo que, sin embargo, este explica en exclusiva para 'El sentido de la birra' es que, aunque supiera hacerlo, no era el trabajo que quería llevar a cabo.

Ese hombre para el que, contra su voluntad, aceptó trabajar no era otro que Zinedine Zidane. Sí, Torres llevó a cabo el encargo: “No fui capaz de hacerle entender que ser un buen profesional no quiere decir hacer cualquier cosa, sino hacer lo que uno se cree que hace mejor y ser honesto”. Lo considera, sin embargo, una de sus mayores derrotas.

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"Zidane tenía el dinero y fue uno de mis fracasos más estrepitosos porque no supe decir que no", responde a las preguntas de Moya al respecto. Incluso se atreve a hacer su propia valoración: “Si ves la casa del señor es una mezcla de Seychelles que venían al pabellón de Marruecos, el petit chateau de Loira… que es el horror. Le hice todo lo que quiso y más. En la piscina querían un cielo y se lo hice”. Todo con tal de acabar cuanto antes el contrato que los unía.

La situación desbordó por completo a este experto interiorista y, aunque hoy se ríe de todo aquello, confiesa que no fue nada fácil: “Yo quería llorar, me quería esconder”. Sin embargo, de aquella experiencia también extrajo una valiosa lección. A sus55 años, reconoce que trabajar con figuras públicas puede ser tan estimulante como agotador, y que el verdadero reto no está en el diseño, sino en la gestión del ego.

Lejos de la imagen del arquitecto distante y elitista, Joaquín Torres se muestra como un creador profundamente apasionado por la belleza, alguien que todavía se emociona al ver cómo la luz atraviesa un espacio bien diseñado. Quizás por eso, a pesar de las polémicas, sigue siendo un referente: porque no diseña para gustar, sino para conmover. Y en una industria donde el lujo se confunde con el exceso, él continúa recordando que el verdadero lujo es la honestidad.

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Juan Sáez es experto en cultura pop, crónica social y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos sociales y culturales bajo una mirada crítica y comprometida. Lo que Carrie Bradshaw habría sido si, en lugar de subirse a unos Manolos, se hubiera comido una caja de seis.

Licenciado en Periodismo por la Universidad Carlos III, analiza tendencias, historias y noticias desde el humor para que el lector ría y reflexione en una sola pieza. Ha colaborado en programas de televisión y crea contenido para redes, donde aporta análisis frescos e irónicos con un sello muy personal.