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El desembolso en un electrodoméstico está entre los gastos menos agradables en una casa, y es que, a pesar de que son necesarios para el día a día, tener que soltar cientos de euros en un frigorífico, una secadora, una plancha o un microondas la verdad es que no es apetecible. Por eso, es imprescindible cuidar los que tenemos a diario no solo para que funcionen correctamente, sino también para alargar su vida útil, y que así los electrodomésticos que nos facilitan el día a día, especialmente el lavavajillas (con el que ahorramos tiempo, energía -y, por tanto, dinero- y agua, un bien muy escaso), aguanten más años de lo previsto. Y no es complicado ni requiere mucho tiempo, porque según el experto Manuel Royo, de la marca Beko, algunas tecnologías te pueden ayudar a conseguirlo. "Permite acceder a rincones menos visibles y mantener el aparato higienizado sin esfuerzo", asegura.
"Un lavavajillas bien mantenido no solo huele mejor: rinde más, ahorra energía y prolonga su vida útil", afirma Manuel. Limpiar platos, vasos, tuppers y cubertería con un lavavajillas en lugar de hacerlo a mano puede ahorrar hasta un 80% de agua, o lo que se traduce en unos 30 litros de agua diarios, según un estudio del Canal de Isabel II. Por eso, cuidar el lavavajillas es importante, y solo hace falta seguir 5 sencillos pasos que Manuel Royo ha compartido con nosotros y que, además, reducirán los malos olores:
- "No dejes los platos sucios demasiado tiempo". No solo causarán peor olor dentro del lavavajillas, sino que, si no se pone el lavavajillas inmediatamente, también se endurecerán y costará más eliminarlos cuando lo hagas. Además, los restos grandes pueden acumularse en el sumidero hasta llegar a atascarlo y dar problemas a medio o largo plazo. Asegúrate de si tu lavavajillas tiene función de enjuague, muy útil cuando metes muchas cosas, pues así no tendrás que pasar una por una bajo el grifo.
- "Limpia regularmente el interior". No te engañes: aunque el interior del lavavajillas parezca limpio porque se llena de agua y jabón, "la suciedad puede acumularse en zonas menos visibles, como la junta de la puerta, el borde inferior o los carriles de las cestas, favoreciendo la proliferación de bacterias". La recomendación para evitar esto y que no haya malos olores que no sabemos bien de dónde vienen, es realizar una limpieza cada cierto tiempo con un paño suave y con productos que no sean abrasivos.
- "Mantén el filtro impecable". Quizá no has reparado en él, pero el filtro es lo que recoge toda la suciedad en cada lavado para evitar atascar las cañerías. Si no se limpia con frecuencia, se puede convertir en otro foco de bacterias, mal olor y problemas a largo plazo para el rendimiento del electrodoméstico. Revísalo y límpialo periódicamente.
- "Usa el detergente adecuado". En estos casos, lo barato puede salir caro si no se utilizan productos específicos para lavavajillas que garanticen un lavado eficiente, reduzcan la aparición de cal y deshagan bien los restos de comida y grasa. Especial ojo hay que tener con los niveles de sal y el abrillantador, que facilita el secado y reduce la humedad. Algunos modelos, como los de Beko, tienen función 'SelfDry', que abren la puerta del lavavajillas automáticamente al terminar para favorecer un secado natural.
- "Activa el programa de autolimpieza". Tal y como nos traslada Manuel Royo, muchos modelos de Beko incorporan un programa de autolimpieza que elimina bacterias y suciedad acumulada gracias a la combinación de altas temperaturas y presión de agua.
"Tecnologías como 'HygieneShield', que utilizan temperaturas elevadas —a partir de 60°C en el lavado y hasta 70°C en el enjuague— contribuyen a una limpieza más profunda. Aunque están diseñadas principalmente para higienizar la vajilla, las altas temperaturas también ayudan a desincrustar suciedades difíciles dentro del lavavajillas. Realizar este ciclo una vez al mes permite acceder a rincones menos visibles y mantener el aparato higienizado sin esfuerzo", explican desde Beko.






