Lo suyo fue ponerse delante de la cámara y encandilar a todos con su espontaneidad, su belleza y su buen hacer. Y es que Silvia Alonso ha encontrado en Almudena Lobo de 'Tierra de lobos' un papel a su medida que le ha convertido, además, en uno de los rostros de moda de nuestras pantallas. A sus 22 años, tiene las ideas muy claras, dejó el Periodismo porque no le apasionaba, disfruta de su independencia al dejar de vivir con sus padres y lucha por su gran sueño: trabajar como actriz, como nos confiesa en esta escapada a Lanzarote.
-¿Cómo va la tercera temporada de “Tierra de lobos”?
-Aún nos quedan por grabar capítulos. La emisión depende de la cadena, aunque espero que sea pronto, porque me muero de ganas de verla.
-Se incorpora Esmeralda Moya y vuelve Álex García, ¿qué nos depararán los nuevos capítulos?
-Pasan miles de cosas. Entran personajes muy inquietantes que van a dar mucho juego. Las tramas dan muchos giros, sorpresas y mucho drama, todo se va a poner patas arriba.
-Almudena Lobo es una sufridora que lucha por lo que quiere. ¿Tienes algo en común con ella?
-Doy gracias porque a mí no me ha tocado sufrir tanto. En cuanto a lo de luchadora, sí tenemos eso en común. No acostumbro a conformarme y busco las cosas que quiero con pasión.
-“Tierra de lobos” ha sido prácticamente tu primer trabajo. ¿Te ha cambiado la vida?
-Claro que me ha cambiado la vida. Me ha dado la oportunidad de plantar mi semilla en este mundo tan complicado. Me ha dado independencia y en consecuencia unas responsabilidades que me han hecho madurar. Me siento muy afortunada. Además me ha ayudado a conocerme a mí misma y me siento bien, porque voy descubriendo que es lo que quiero de esta profesión, cómo vivirla y me hace sentir realizada.
-Disfrutas de un momento de popularidad, ¿cómo lo vives?
-Paso bastante desapercibida, por lo que vivo tranquila. Intento darle a esto la importancia justa y centrarme en el trabajo, porque la popularidad puede ser efímera. Pero me alegra, porque significa que la serie funciona.
-Con 17 años dejaste tu casa en Salamanca para abrirte camino en Madrid, algo que a tus padres no les hizo mucha gracia.
-Sí, supongo que éste es un mundo tan inconstante que a la mayoría de los padres les da pavor. Puedo comprender que tuvieran miedo, además, nunca me habían visto actuar, y cuando les propuse la idea de estudiar Arte Dramáticico, pensarían: “Se le ha ido la olla”.
-¿Qué dicen ahora? ¿Qué consejos te dan?
-Cuando se dieron cuenta de que era lo que realmente quería hacer y me vieron luchar por ello, me animaron. En cuanto a los consejos, me han enseñado a disfrutar las cosas a la par que a ser prudente. Hay que trabajar muy duro y aún así estar preparado para todo.