Cuando hablamos de mimar nuestro planeta, las energías verdes siempre entran en juego. Pero hay una pieza esencial en este puzzle que es necesario que conozcas: las baterías, que permiten el almacenamiento energético. Sin ellas, la energía limpia no podría aprovecharse al máximo. Imagina un vehículo eléctrico: se carga mientras está parado y emplea esa energía más tarde para moverse. Las baterías en el sistema eléctrico funcionan igual. Permiten guardar la electricidad cuando sobra (por ejemplo, en horas de sol o viento) y liberarla cuando la demanda aumenta. En cierto modo, actúan como una gran "nevera" eléctrica que mantiene la energía disponible hasta que el sistema la necesita.

Este equilibrio resulta fundamental para avanzar hacia un sistema energético más sostenible, estable y autónomo. Es decir, cuantas más baterías haya, mayor será la capacidad de nuestro país para generar electricidad cien por cien renovable. En España, Naturgy ha iniciado la construcción de sus primeros proyectos de almacenamiento con baterías, un paso decisivo para reforzar la red eléctrica del futuro.

Además de facilitar la integración de energías verdes, estas baterías ayudan a reducir la dependencia de los combustibles fósiles y mejorar la seguridad de suministro. Son el pulmón que da flexibilidad al sistema, haciendo posible un consumo más eficiente. Las baterías impulsan la innovación y el empleo verde: cada instalación requiere ingeniería, mantenimiento y tecnología avanzada, creando un nuevo y relevante sector industrial. En el futuro, también serán una herramienta para el ciudadano. Las baterías no estarán solo en grandes plantas. Y es que llegarán a los hogares y comunidades energéticas, permitiendo a los consumidores guardar la energía de sus paneles solares y usarla por la noche o en días nublados. Esto convertirá al usuario en un actor activo del sistema energético, reduciendo su factura y su huella de carbono.

una mujer joven con una bufanda al cuello se toma un cafe ante un ordenador en casa
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El biometano, también es fundamental para disfrutar del hogar

El almacenamiento no es la única herramienta de esta transición energética. El biometano, como gas verde obtenido a partir de residuos orgánicos, también gana protagonismo. Su producción local, su capacidad para aprovechar desechos y su compatibilidad con las infraestructuras actuales lo convierten en un aliado perfecto del almacenamiento con baterías en el camino hacia la neutralidad climática. Recuerda que para recibir biometano en casa no tienes que cambiar tu caldera.

una mujer y un hombre supervisan una planta de reciclaje
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Proyectos que emocionan

España ya ha empezado a construir su red de baterías a gran escala. Naturgy, por ejemplo, ha iniciado la construcción de sus primeros proyectos de almacenamiento con baterías en Toledo, Ciudad Real, Almería, Pontevedra y León. Algunos de ellos están hibridados con plantas solares, lo que significa que la energía que generan los paneles se almacena directamente en las baterías antes de verterse a la red. En total, la compañía prevé desarrollar 13 proyectos de almacenamiento que equivale, aproximadamente, a dar electricidad a unas 150.000 viviendas durante una hora.

2030, llegar al objetivo

Según la Estrategia Nacional de Almacenamiento Energético, España deberá alcanzar 20 GW de capacidad de almacenamiento en 2030, una cifra veinte veces superior a la actual. Las baterías serán esenciales para lograrlo.

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María Larrocha es experta en cine, música, libros y temas relacionados con ecología y sostenibilidad. Y sobre todo, redactora de noticias del corazón, mundo en el que lleva con mucho orgullo desde 2004. ¿Quién no se relaja leyendo el día a día de nuestros famosos? Ahora disfruta escribiendo sobre las ‘celebrities’ en Diez Minutos, donde también te cuenta los planes que no te puedes perder o cómo poner nuestro granito de arena para hacer un mundo mejor.   

Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, empezó en la sección de Cultura de La Razón, para después trabajar en la radio, recalar como correctora en El Mundo durante unos meses y marcharse un año a Inglaterra para perfeccionar el inglés. De vuelta a Madrid aterrizó en la revista Qué me dices!, dónde aprendió que se puede hacer periodismo sin perder el sentido del humor.