La sospecha de Telmo, ‘Acacias 38’

Samuel hace ver a Telmo que su exprometida no es feliz en su vida de casada. “Su matrimonio es una farsa”, asegura. Tras sus palabras, el hombre recapacita y decide quedarse en el barrio.

Un día, se encuentra por casualidad con Mateo y comienzan a hablar amigablemente, pero Úrsula aparece por sorpresa y se lleva al niño. Cuando el exsacerdote se queda solo, una idea se dibuja en su mente: “Podría ser mi hijo”.

Por otra parte, Liberto, con ayuda de Marcelina y Jacinto, se enfrenta a unos hombres que buscan a Rosina. A pesar de la lluvia de golpes que reciben, consiguen sobreponerse y revelar su verdadera identidad: “Somos emisarios de la Casa Real, quieren condecorar a la señora por haber salvado a la infanta”.

Días más tarde, la prensa aparece en el piso de la viuda de Hidalgo para hacer un reportaje sobre la distinción que va a recibir.

Ajena a todo, el trato de Genoveva con sus vecinos no mejora. Algunos la encuentran paseando por el Monte de la Piedad, una zona que no tiene muy buena reputación y las habladurías se disparan

Sin embargo, su marido no duda en defenderla: “Es una mujer decente y sé que me ama, así que espero que dejen de regar chismes sobre nuestra relación”.

También deberá enfrentar a Carmen por el honor de su esposa, ya que la criada ha visto como la nueva señora Alday robaba un jarrón de su salón. “Lo hizo para saldar una deuda, eso es todo”, comenta su jefe, pero evita revelarle que ambos están siendo extorsionados y alguien muy peligroso los persigue.

Quien tampoco levanta cabeza es Ramón. Su llegada al barrio solo ha causado suspicacias entre los que creía sus amigos, con excepción de Servando y Fabiana que le ofrecen quedarse en la pensión.

La situación se hace tan tirante que incluso Lolita se ve obligada a echar de la tienda a Susana después de que esta le falte el respeto a su suegro.

Antoñito culpa a su padre por estos desplantes: “Todo esto es por tu negativa a defenderte”. Palacios evita responder y el joven deja de dirigirle la palabra, pero más tarde se reconcilian.

Por otro lado, Bellita se entera de que en su casa se llevó a cabo el asesinato de Celia y, obsesionada con la posibilidad de que pueda haber fantasmas, decide llamar a un curandero para que haga una limpieza.