Un nieto en camino; ‘Acacias 38’

Los Domínguez reciben un telegrama desde Argentina con la firma de Cinta, que les comunica que está embarazada. La alegría inunda al matrimonio y a Felicia.

Esta, tras enterarse de la noticia, habla con su hija pequeña y la apura para que ella también le dé un nieto. Lo que la hostelera no sospecha es que la muchacha todavía no ha yacido con su esposo, pues ni en la noche de bodas tuvieron intimidad.

Horas después, Camino llega a su casa y recoge el correo. Entre las cartas hay una especial: es de Maite.

Después de leerla, se apresura a contestarle, pero en ese momento entra Ildefonso y casi la pilla con las manos en la masa. La respuesta a su amada deberá esperar.

Por otro lado, Felipe ha descubierto que detrás de la falsa correspondencia escrita por Marcia está Genoveva. El abogado pierde los papeles con su esposa en plena calle, casi llega a agredirla y los vecinos se ven obligados a intervenir para frenar la disputa.

La mujer, fingiendo miedo por los ataques del abogado, consigue que todos los habitantes de Acacias se pongan en contra de él, menos Liberto que defiende a su amigo a capa y espada.

Además, ayudada por Velasco, lo denuncia por abandono familiar. “Dije que lo destruiría y eso es justo lo que pienso hacer”, piensa en soledad.

Cerca de allí, en el apartamento de los Palacios, Antoñito comunica a su familia su nueva aventura profesional. Siguiendo los pasos de su padre, ha decidido meterse en política y se ha inscrito en el Partido Conservador, rival del de Ramón en las próximas elecciones.

A pesar del inevitable enfrentamiento, ambos parecen llevar la fiesta en paz. Sin embargo, Carmen y Lolita dudan de que tan buena actitud dure mucho tiempo.

Entretanto, el príncipe Izem ha vuelto al barrio y ofrece aumentar la dote por Casilda a Rosina y a su marido, que se quedan sorprendidos por su insistencia.