Sabina, la heroína del barrio; ‘Acacias 38’

Lolita sigue muy disgustada con la actitud de su marido, que tras convertirse en diputado deja que todos lo alaben por ser político.

Una mañana, varias muchachas caminan por el barrio para conocerlo personalmente y la mantequera las echa de muy malas formas: “Mi esposo no tiene nada que hablar con ustedes, largo”

Horas más tarde, cuando está a punto de cerrar la tienda, un ladrón irrumpe con un cuchillo en la mano y la amenaza para que le dé todo el dinero de la caja registradora.

Cuando no lo hace, amenaza a las clientas más rezagadas para que ceda y le dé toda la recaudación.

Afortunadamente, Sabina, que pasa por ahí, saca al delincuente a escobazos. “Y que no te vuelva a ver por aquí, malnacido”, le dice mientras lo ve huir. Todas las señoras la aplauden. Ahora es toda una heroína.

Por otro lado, Bellita se piensa seriamente si actuar delante del rey cuando recibe un telegrama urgente. Es de Cinta, que le avisa de que ha tenido un amago de aborto. La artista, asustada, se lo cuenta a José. “Debemos cuidar de la niña y de nuestro nieto para que no ocurra algo así otra vez”, afirma él

El matrimonio decide marcharse a Argentina junto con su hija y abandonar España para siempre. A pesar de su miedo a montar en barco, Alodia los acompaña en su nueva aventura.

A la mañana siguiente, un viejo conocido se presenta en el vecindario, es Santiago Becerra. El muchacho se topa con Césareo que le pregunta los motivos de su regreso y si tuvo algo que ver en el asesinato de Marcia: “Todos la echamos mucho de menos, era una buena persona"

El recién llegado evita responder a tantas cuestiones y, sin ser visto, se cuela en casa de los Domínguez, vacía desde que se fueron. “Desde aquí podré observar muy bien todo lo que ocurre en estas calles”, piensa en soledad.

Ajena a la presencia de su antiguo cómplice, Genoveva se desvive porque su vida marital con Felipe esté llena de felicidad. La mujer se atreve a confesarle que en el pasado no fue buena del todo y que hizo cosas de las que se arrepiente, pero no se lanza a darle más detalles.

Un día, la señora observa cómo su amado mantiene una conversación con Liberto, quien está dispuesto a contarle toda la verdad: “Tu esposa está manipulándote debido a tu amnesia, debes escucharme y abrir los ojos”. Sin embargo, el abogado se niega a oír sus acusaciones: “Lo único que sé es lo que ahora tengo, y la vida que llevo me gusta. No me la estropees, te lo pido”.

Lejos de allí, Felicia y su esposo organizan un pequeño banquete con todos sus amigos para festejar su reciente enlace. Desde que arregló las cosas con Camino, la hostelera parece mucho más contenta y de mejor humor.

Pasados varios días, unos nuevos habitantes pasean por la zona de Acacias, son los hermanos Aurelio y Natalia Quesada, que vienen desde América. Los dos conocen perfectamente el pasado de Anabel y Marcos, ante quienes se presentan y les entregan una intrigante carta que les envía su padre sin dar más detalles.

El misterio también rodea a Miguel. El chico observa que sus abuelos se comportan de forma rara cuando comienzan a hablar de asuntos relacionados con el restaurante. Algo ocultan y está dispuesto a averiguar de qué se trata.