Doña Francisca, una bisabuela muy entregada

Ante el asombro de Prudencio, Matías y Mauricio, Mesía se ofrece voluntario para acudir al interior de la cueva.

Tras su entrada y unos minutos de angustia, Mesía entra en la cueva de donde provienen los gritos.

Finalmente Fernando saca a Beltrán de la cueva y, al borde de sus fuerzas, entra a por Esperanza.

“Aquí está, ya están a salvo”, asegura Mesía sin apenas aliento cuando sale de la de cueva.

Tras haber conseguido entrar con éxito, Fernando queda exhausto.

Por fin, después de muchos meses de angustia los pequeños pueden abrazar a su madre.

La joven agradece a los presentes haberla ayudado a volver a abrazar a sus pequeños, sobre todo a Mesía en quien parece volver a confiar plenamente.

Luego, la expedición regresa a La Casona donde Francisca se encarga personalmente de sus bisnietos.

“Mis niños, ¡gracias a Dios que estáis vivos!”, exclama e, inmediatamente, pide que asistan a Fernando, que se ha desmayado después de rescatarlos.

Se acerca la Nochevieja y mientras Saúl y Julieta invitan a Consuelo a su cena, Mauricio se acicala para intentar que Fe acceda a pasar el último día del año con él. “Para mí sería la mejor forma de acabarlo”, asegura él.

Consuelo quiere que Elsa disponga de su dinero y empiece una nueva vida, pero ella se niega: “Te lo agradezco en el alma, pero no puedo aceptarlo”.

Además, una noticia les hace cambiar de conversación pues Marcela y Camelia tienen fiebre muy alta y debe atenderlas un doctor urgentemente.

El pronóstico no se hace esperar. “Tienen varicela. Y no son las únicas, hay una epidemia en el pueblo”, informa a Carmelo para que monte un hospital de emergencia y poder erradicarla cuanto antes. Como Elsa ya pasó la enfermedad, se ofrece a encargarse y tranquiliza a Matías, angustiado por su mujer y su hija.

Días después del rescate, y gracias a las atenciones de la Montenegro, los pequeños parecen otros y están encantados en su nueva residencia.

Entre tanto, el doctor Zabaleta confirma que Fernando evoluciona favorablemente. Este no tardará en abrir los ojos y sonríe cuando ve que María está a su vera, cuidándolo. Emocionado, Mesía agradece a María su dedicación.

Los vecinos comentan el buen hacer de Elsa en el hospital, algo que supera a Antolina, que se muere de rabia al oír los elogios.

Aun así, a Marcela no le baja la fiebre y llegan refuerzos sanitarios, concretamente Álvaro, que culpa a Elsa de la muerte del bebé.De nada sirve que Zabaleta defienda el buen hacer de la joven
y explique que “el hospital está en buenas manos”.

Cuando Isaac vuelve de instalar la librería del marqués, su esposa despotrica también contra Elsa, asegurando que solo se mueve por notoriedad y no de corazón. “Siempre ha sido así”, asegura.

Por si fuera poco, Francisca también pide perdón a María: “Estos niños me han dado una lección de vida y no quiero perderme ni un minuto