El declive de Samuel, ‘Acacias 38’

Lucía, muy insegura, propone a Samuel retrasar la boda hasta que Celia se recupere, pero Alday se niega.

Telmo jura que vengará la muerte de su tutor y hace una importante confesión al padre Bartolomé, que aparece por sorpresa en el velatorio. “Quiero colgar los hábitos porque estoy enamorado de Lucía”, le revela. Agobiado y perdido, decide pasar unos días fuera de Acacias para pensar bien su decisión y porque no quiere asistir al enlace de su amada, pero los guardias lo retienen.

Días después, la boda se celebra en una ermita cerca de la ciudad. Hasta allí llegan todos los vecinos, incluso Telmo vestido de seglar. En plena ceremonia, la joven, sin saber que su amado está cerca, se niega a casarse.

Samuel pierde los papeles y la agrede en público.

Después, Batán se presenta en casa del joyero para cobrar su deuda.

Fabiana confiesa a Méndez que Úrsula es la autora del crimen del religioso. “Los vi discutir acaloradamente”, asegura.

Al registrar la casa del sacerdote, la policía encuentra el arma del crimen, pero Agustina se siente culpable porque sabe que es inocente.

Tras el incidente entre Celia y Trini, la señora Palacios está muy arrepentida y quiere reconciliarse con su amiga, pero esta no está por la labor. A la vuelta de Felipe, Lolita le cuenta todo lo sucedido entre ellas y el letrado se pone de parte de su mujer y acusa a Trini. Sin embargo, la intervención de Lucía provoca que las dos amigas se perdonen, así como el abogado.

Por su lado, Íñigo se plantea anular el trato con Tito, ya que lo ha visto con malas compañías. “A pesar de todo, quiero darle otra oportunidad”, confiesa. Todos le ayudarán a meterlo en vereda, pero un día aparece un tipo extraño en la chocolatería que busca al púgil. ¿Quién será?

Perdiendo todos sus miedos, Marcelina se declara a Jacinto, pero el cabrero no la entiende.

Como siempre, Casilda aclara la turbia situación.