Fernando, al límite en ‘El secreto de Puente Viejo’

Tras horas de inútil espera, María se convence de que Roberto no acudirá a buscarla para huir con sus hijos y regresa a La Casona

Allí se sorprende al descubrir que el cubano ha pactado con Francisca: se quedan en Puente Viejo a condición de que la señora no se entrometa en sus vidas. “Pero solo si tú estás de acuerdo”, le aclara.

Aunque Carmelo le ha impedido hablar con don Berengario, el sargento Cifuentes sigue empeñado en esclarecer la muerte de los Molero y se presenta en casa de Julieta para interrogarla.

Consuelo y Saúl se resisten sin éxito a que lo haga y él se va sin conseguir información alguna y arrepentido por considerar que se ha sobrepasado.

Isaac se muere de celos al saber que Álvaro ha pedido matrimonio a Elsa.

Por su parte, el médico sigue comportándose como un hombre cariñoso y comprensivo para que ella lo acepte. Ajena a
esto, ella muestra el anillo de compromiso a Marcela, que se percata de que tiene una inscripción por dentro del aro. “Este anillo pertenecía a otra persona”, asegura.

El doctor, una vez más, da una explicación convincente a su prometida cuando se la pide: “Se lo regaló mi abuelo a mi abuela, y fueron muy felices".

A Fernando le cuesta controlar sus crisis pues es consciente de que María solo tiene ojos para Roberto y, además, Francisca los apoya.

Su salud mental empeora en la cena que organiza la Montenegro para comunicar que su nieta y el cubano han comprado una casa en Puente Viejo.

Cansado de secretos, Saúl cita a Carmelo y don Berengario a las afueras del pueblo para que le confirmen sus sospechas sobre el secuestro de Julieta, pero ellos responden con evasivas.

Frustrado y hundido, vuelve a casa, donde suplica a Consuelo: “Si sabes la verdad, dímela”. Conmovida por su dolor, se la revela.

Mientras tanto, el alcalde le cuenta a Severo lo sucedido y le adelanta su temor de que los descubran a él y al sacerdote. “Cuida de Adela si acabo en la cárcel”, pide a su amigo.

En ese momento, llega Melitón para informarles de que la guardia civil planea interrogar a todos los vecinos, lo que aumenta su inquietud. Al hombre se le nota de mal humor porque acaba de saber que no ha ganado en el concurso de Alguacil del Año.

Los arrebatos de ira de Fernando tienen en vilo a Francisca, que exige a Prudencio que revise su trabajo: “Comprueba que no ha cometido errores mientras me ha sustituido al frente de los negocios”.

El joven lo hace pero Mesía se da cuenta y lo obliga a confesar, algo que a la Montenegro no le hace cambiar de planes: “Me ha dicho que tu trabajo ha sido impecable, pero me da igual, siempre has sido un aprovechado y te quiero fuera de aquí, ya no te necesito”.

Álvaro se cita con Antolina para seguir conspirando contra Elsa. Esta, por su parte, escucha las súplicas de Isaac: “Por favor, no te cases con el médico. No hay nada más horrible que un matrimonio sin amor”.

Matías, que se entera de lo que ha hecho su amigo y de que continúa investigando a Álvaro, le aconseja retirarse, pero él se justifica: “Quizá tenga celos, pero el doctor no es buena persona”.

Poco después, la joven vuelve a pillar en una mentira a Álvaro y este, nuevamente, sale airoso. Así las cosas, la chica acepta casarse con él.

Saúl confiesa a Prudencio su desesperación por encontrar el modo de ayudar a Julieta, mientras su hermano le comenta el temor de que estalle la guerra en La Casona y no se equivoca.

Las duras palabras de la Montenegro hacen mella en Fernando, que ya no duda de que debe irse. Sin embargo, se debate entre hacerlo con dignidad o dejando un rastro de sangre…